viernes, 26 de agosto de 2011

TRIBUTO A KOH LIPE



Ayer andaba buscando en Youtube algunos videos de Job 2 Do, un extraordinario grupo de reggae tailandés que me encanta y además tuve la oportunidad de presenciar en directo hace unos días en Bangkok, impresionante, pero ya os hablaré de ellos en otra crónica.

Y entre todos los videos que salían encontré esta maravilla que quiero compartir con todos vosotros. Me encantó por partida doble, ya que aparte de disfrutar un bonito tema del grupo comprobé que las imagenes correspondían a Koh Lipe, una de las islas que más me gustan de toda Tailandia, y mira que hay islas en este país, donde pasé unos días fabulosos hace un año por estas fechas.

Job 2 Do pasó por Koh Lipe para realizar un documental en el que rendían un pequeño homenaje a los urak lawoi, los primeros gitanos del mar que se asentaron en la isla, la única habitada de todo el archipiélago Adang y perteneciente a la reserva marina del parque nacional de Tarutao.

Mientras me dejaba llevar por la música me emocioné viendo que conozco a casi todas las personas que aparecen en el video. Koh Lipe es una isla muy pequeña, apenas lleva un par de horas recorrerla entera, y no tendrá más de doscientos habitantes. Como pasé por allí en época de monzones no había más que una veintena de viajeros y nos invitaron a todos a una boda que tenía lugar en aquellos días (ver en archivo " Bodorrio en Koh Lipe"). Allí pude conocer a toda su población y eso dio pie a que durante los siguientes días me relacionara de una forma natural con todos ellos.

Una de las personas que tuve la suerte de conocer bien fue el encantador viejecito que sale al principio del video tocando el violín, un instrumento imprescindible en la tradición musical de los urak lawoi. Se trata de Tho, uno de los tíos de mi amigo Noki (ver en archivo "Los gitanos del mar"). Disfrute muchas noches de las charlas del tío Tho y una vez más durante este viaje pude comprobar que vivir de una manera sencilla y más o menos apartado del mundo no está reñido con tener un alto nivel de sabiduría y clarividencia.

Una noche hablábamos del devenir de este mundo y de política internacional y el tío Tho tenía las cosas tan claras que en cinco minutos me demostró ser un analista de lujo. Me comentó que los verdaderos terroristas de hoy en día son los mercados financieros, esos mercados invisibles que no se pueden ver ni tocar, esos mercados que en los últimos años se han inventado la globalización, una palabra dulcificada para ocultar su único propósito, que no es otro que exprimir a los países pobres para calmar su sed de tener más, más y más. Mientras no equilibremos la balanza no hay nada que hacer, decía.

Os invito a desconectar ocho minutos de vuestras preocupaciones cotidianas. Poned el volumen a tope, dadle al play del video, dejaros embriagar por la música y viajad con vuestra imaginación a Koh Lipe a conocer a su maravillosa gente, los urak lawoi. Y quién sabe, puede que algún día aparezcáis por allí.

jueves, 18 de agosto de 2011

UN BIZCOCHO LLAMADO KEK LAPIS


El kek lapis es una de esas joyas gastronómicas que he descubierto en mis andanzas por Asia, una delicatessen que se puede degustar en Borneo, concretamente en la provincia malaya de Sarawak. Se puede encontrar en mercados callejeros, supermercados, tiendas de souvenirs y hasta en aeropuertos. Y es que para muchos turistas asiáticos salir de Borneo sin comprar unos cuantos kek lapis es como para nosotros ir a Mallorca y no traer ensaimadas.

No deja de ser un simple bizcocho, pero ¡qué bizcocho!, y como se puede ver en la foto entra por los ojos nada más verlo debido a su presentación y diseño. En principio se hacían para festivales, acontecimientos culturales o celebraciones religiosas, pero adquirieron tanta fama que hoy en día forman parte de la cultura gastronómica de Sarawak.

Basicamente el kek lapis es un bizcocho como otro cualquiera y sus ingredientes principales son huevos, leche, mantequilla y aceite. Pero para rizar el rizo se intercalan capas formadas por figuras geométricas y vivos colores formados por extractos de frutas, flores, plantas o semillas.

Son baratos y nutritivos, y tienen la ventaja que se conservan mucho tiempo tiernos y esponjosos por lo que durante mi estancia en Borneo nunca faltaban un par de kek lapis en mi mochila. Apetecen a cualquier hora como aperitivo y también se pueden mojar con el café para desayunar.

Los que se ven en supermercados y tiendas de recuerdos se producen en las típicas fábricas de bollería industrial y llevan colorantes, edulcorantes y conservantes químicos, así que mi consejo es que quien pase por Sarawak los compre en los mercados callejeros. Allí se siguen haciendo de forma artesanal con productos naturales y se puede ver cómo van intercalando una capa tras otra, un trabajo de chinos (o malayos en este caso). Además, siempre tienen unos cuantos cortados en pequeños trozos para que el consumidor pueda probarlos y elegir entre diferentes sabores.