jueves, 29 de octubre de 2009

ULTIMAS NOTICIAS

Segun ultimas noticias llegadas a nuestra redaccion, el proyecto "Un billete de ida" continua con buen pie y el dia ventiocho de Octubre, a las once de la manana, despues de muchos dias de caminata por el Himalaya, consiguio atravesar la cordillera de los Annapurnas cruzando el mitico collado del Thorung La, situado a 5416 metros, uno de los pasos de montana mas altos del planeta.

Nuestro protagonista se encuentra ahora en Muktinah, a 3800m., un pueblito de la zona del Trans-Himalaya, en la region del Mustang, descansando de la paliza de la ultima etapa y asimilando todavia la gesta conseguida. A partir de ahora solo resta seguir bajando por el valle del rio Kali Gandaki y esperamos que dentro de unos dias llegue a Pokhara y nos cuente con pelos y senales tamana experiencia. ImageChef.com - Custom comment codes for MySpace, Hi5, Friendster and more

viernes, 23 de octubre de 2009

NOTA BREVE DESDE MANANG

No puedo escrbir apenas porque esto va muy lento y es carisimo, ademas parece que se va a ir la luz. Todo de maravilla por el momento, mis piernas responden perfectamente, mi espalda va muy bien a pesar de cargar con la mochila y no me ha salido ninguna ampolla en los pies. Estoy debajo de un monton de montanas de siete mil metros para arriba, indescriptible.
El tiempo es buenisimo aunque por las noches hace un frio del carajo, me encuentro estupendamente de cuerpo y animo y manana tirare un poco mas arriba, a los cuatro mil metros.
Saludos.

lunes, 12 de octubre de 2009

LA VUELTA A LOS ANNAPURNAS



Creo que caminar es sin duda una de las formas más bellas de viajar, un medio de transporte exigente pero altamente satisfactorio y recompensado. Y estando por estos lares no puedo dejar pasar la oportunidad de perderme unos cuantos días por la montaña. Me encuentro debajo de la cordillera del Himalaya, las cumbres más impresionantes del mundo y una zona de una increíble biodiversidad en cuanto a fauna, flora, diferentes grupos étnicos, y todo ello rodeado de una sobrecogedora espiritualidad.

Entre los numerosos trekkings que hay en Nepal, el de la vuelta a los Annapurnas es el más solicitado por el montañero medio y miles de personas lo realizan en la temporada idonea, Octubre-Noviembre o Marzo-Abril. Consiste en una especie de círculo que hay que recorrer en el sentido contrario a las agujas del reloj comenzando desde abajo. Son unos doscientos kilometros que se hacen entre dos y tres semanas, se van haciendo caminatas de unas cinco o seis horas diarias y se para a pernoctar en una aldea. La primera mitad recorre el valle del río Marsyangdi y se va ganando altitud progresivamente hasta la parte más dificil, el collado de Torungh-La (5416 metros), después se pasa por los límites del reino de Mustang y se baja por el oeste siguiendo el curso del río Kali Gandaki.

Todo ésto suena mágico pero ahí es donde radican también mis temores, sinceramente no creo que complete todo el recorrido, me conformo con ir disfrutando poco a poco e ir viendo como va funcionando el organismo, si el sentido común me dice que pare, media vuelta y no pasa nada. Para empezar este es un trekking que la mayoría hace a través de agencias especializadas con guías, porteadores y la leche. Mi idea es hacerlo a mi bola, así no tengo que andar cumpliendo ningún programa establecido. Naturalmente, me iré juntando con gente que vaya en mi misma situación. Mañana empezaré el camino con dos holandeses que también viajan sin prisa, son un par de armarios y diez años más jovenes que yo, a ver que tal me acoplo a su ritmo. Lo que tengo claro es que en un trekking como estos prima la seguridad, e ir acompañado es importante.

Otro tema es el de la altitud. A partir de los tres mil metros sobre el nivel del mar llega mucho menos oxígeno al organismo y los pulmones y corazón tienen que funcionar a otro ritmo no acostumbrado pudiendo darse el caso del llamado mal de altura y degenerar en un edema pulmonar o cerebral. A los primeros síntomas es mejor descansar uno o dos días donde te pille y si persiste descender inmediatamente. Reconozco que todo ésto me acojona un poco, la montaña no es mi elemento y nunca he estado a esas alturas. Calculo que al sexto o séptimo día llegaremos a Manang, el pueblo más importante de esa zona, a unos tres mil quinientos metros, y allí veré cómo me encuentro. En este pueblo hay una cámara hiperbárica, hospital, etc. Y conexión a internet o sea que ya os contaré como va la cosa. De Manang para arriba hay unos días difíciles de verdad, hay que subir dos mil metros más. Todos los años la palma alguno en este trekking, pero creo que este año ya se ha cumplido la media así que yo me libro, je, je...

Y luego está la temperatura. Me hecho acopio en Pokhara de toda la ropa que he podido, pero intentando que la mochila tampoco pese una tonelada. De todas formas me llevo lo necesario, por supuesto el portatil y todo lo superfluo lo dejo en el hotel de Pokhara. A esas alturas lo normal es que de día pegue el sol fuerte, pero por la noche y a la mañana temprano estaremos bajo cero. Tener una buena predicción del tiempo me parece importántisimo antes de empezar una jornada, no tiene que ser nada agradable que te sorprenda la lluvia, la nieve o vientos huracanados cuando estés a tres horas de un sitio donde resguardarte. Y por ahora el tiempo está bastante inestable, sobre todo por allí arriba, hasta los profesionales han tenido que abandonar sus expediciones.

Lo bueno es que durante esta dos semanas en Pokhara me he estado preparando a conciencia. Casi todas las mañanas me he hecho unos veinte o treinta kilometros en una estupenda bici de montaña que tengo alquilada por poco menos de un euro al día. Después solía ir a un hotel, el Castle Inn, es unos de los pocos de lujo que hay en Pokhara y por medio euro te dejan acceder a sus instalaciones. Tiene una buena piscina climatizada para echar unos largos y una sauna para acabar de sudar. Y alguna tarde he alquilado una canoa para remar por el lago, así que entre una cosa y otra me encuentro a tope.

Y por lo demás, pues un poco nervioso ante la partida, y con la adrenalina a cien mil. Saldremos a las seis de la mañana en bus hasta Besisahar y allí empezaremos a caminar. Ahora vamos a cenar al Lakeside y a tomar un par de cervezas Everest bien fresquitas para despedirnos de la civilización. A partir de mañana tocarán dormitorios compartidos, retretes a la turca y ducha fría o caliente, nunca se sabe hasta que le das al grifo. Tengo que agradecer toda la información que me ha estado envíando estos días mi amigo Ignacio desde Bilbao, quien se hizo este mismo trekking completo el año pasado. Me ha dado un montón de veliosísimos consejos y sobre todo me ha hecho mantener los pies en suelo, eskerrik asko Rizos!

viernes, 9 de octubre de 2009

POKHARA



Ya hice una pequeña mención de Pokhara diciendo que es un precioso pueblo enclavado en un valle entre el lago Phewa y la cordillera de los Annapurnas, en el Himalaya. Y ya llevo once días aquí, así que podéis imaginar que estoy muy a gusto. El ritmo de vida es mucho más relajado que el de Kathmandu y como yo no soy muy urbanita estoy en mi salsa.

Es cierto que algunos viajeros se quejan de una infraestructura excesivamente turística, pero quien dice ésto es gente que sólo viene dos o tres días de paso y no salen de la zona del Lakeside, la calle principal en la ribera norte del lago, llena de hotelitos, tiendas de artesanía tibetana, de material de montaña, agencias de excursiones, restaurantes de cocina internacional, cibercafés, barberías, librerías, etc., etc. Que haya una zona así es del todo lógico, en estos países pobres que un punto en concreto sea elegido por miles de turistas para disfrutar sus vacaciones (sobre todo montañeros, parapentistas y amantes del rafting y kayak en aguas bravas) supone una especie de lotería en la que todos los lugareños quieren llevarse su pedazo de tarta. Así todo, también me gusta a mí de vez en cuando pegarme un lujo occidental y comer en un buen sitio decorado con gusto y escrupulosamente limpio o tomar un par de cervezas en un local escuchando jazz en directo. La verdad es que estos sitios tienen unos precios absolutamente prohibitivos para el nepalés medio, pero para nosotros sigue siendo un verdadero chollo.



Y nada más alejarte un poco del Lakeside te encuentras con el auténtico Nepal. Por un lado está el casco viejo, un hervidero de gente y una joya arquitectónica medieval llena de casas newar de ladrillo y ventanas de madera tallada que siguen milagrosamente en pie. Está también el río Seti, lo mismo aparece al nivel de las calles que se pierde en profundas gargantas hasta descansar en alguna poza donde es un placer darte un chapuzón en las heladas aguas que bajan del Himalaya, te deja como nuevo. Y en las afueras te puedes encontrar templos, cuevas, cascadas, arrozales y aldeas tibetanas o newar donde sus encantadores habitantes te saludan con una sincera sonrisa deseosos de charlar contigo, sin otra pretensión que pasar el rato y saber un poco más de nuestro extraño y ajetreado mundo. En muchos de estos pueblitos es raro encontrar un turista.

Y así, tranquilamente van pasando los días y este lugar me va atrapando, pero por otra parte sigo preparando el cuerpo y la mente para afrontar mi trekking por los Annapurnas, creo que comenzaré a caminar el próximo martes, en un par de días subiré un post que explicará más o menos lo que pretendo hacer. De momento tenemos un tiempo espléndido y parece que va a seguir. Durante dos días seguidos no dejó de llover un sólo instante, en el oeste del país murieron cincuenta personas a causa de corrimientos de tierra y no ha sido más que una pequeña noticia de la que ya ni se habla, qué poco vale una vida en algunos sitios.

jueves, 1 de octubre de 2009

LOS NIÑOS DE LA CALLE



Aparte de lo fascinante y exótica que pueda ser una ciudad como Kathmandu, tiene lógicamente sus aspectos negativos. Del tráfico y la polución ya hablé hace unos días, también está la suciedad, la porquería y la cantidad de basura que se ve por todos lados.

Y luego hay otras cosas que hacen que se te encoja el alma. Por ejemplo, algún leproso que se acerca a pedirte unas rupias mostrando sus muñones, muchos turistas pegan un respingo cuando ven a uno, todavía no deben saber que la lepra no es contagiosa.

Pero a mí lo que más me ha impactado son los niños sin hogar, pequeños grupos de mocosos harapientos y llenos de mugre de entre unos cinco y doce años de edad que viven en la calle. Suelen dormir en la entrada de algún templo, quizás para tener protección divina, y se pasan el día esnifando bolsas de plástico con pegamento o garrafas de disolvente, que les embota las cabeza y les calma el hambre y el sueño.

Cerca del hotel donde me hospedaba había un pequeño templo medieval dedicado a Ganesh (ese dios hindú con cabeza de elefante) donde se concentraban varios de estos críos. Los primeros días revoloteaban a mi alrededor, -"Namaste, namaste sir, one rupie, one rupie please"-, -"Noooo, no rupies...-", decía yo. Con el paso de los días me iban ignorando, sólo algún saludo o una pequeña broma.

Durante mi última noche en Kathmandu decidí hacer algo por ellos, no les iba a dar ninguna rupia pero pedí en la cocina de mi hotel que me prepararan unas raciones de "daal bhat", el plato típico nepalés, sopa de lentejas, arroz y unas cuantas verduras, normalmente espinacas, pepino y calabacín, esta buenísimo. Y me dirigí al templo para entregar la comida a los chavales.

Para mi sorpresa la mayoría de ellos pasó olímpicamente de la comida, estaban tan drogados que parecían zombies, por la noche es cuando más esnifan para caer dormidos. Sólo uno se acercó, el más espabilado, y se le abrieron los ojos como platos cuando vio la comida. Era muy vivaracho y comenzamos a charlar un poco mientras comía, entonces salió a relucir mi vena reportera y le hice una pequeña entrevista. El chaval se defendía de maravilla en inglés y a continuación os transcribo más o menos nuestra conversación.

-¿Cómo te llamas?-
-Indra-
-¿Cuántos años tienes?-
-Diez-
-¿De dónde eres?-
-De Nuwakot-
-¿Y qué haces en Kathmandu?-
-Vivo aquí-
-Ya, ya lo veo, vives en la calle, ¿no tienes familia?-
-Me fui de mi casa, mi padre estaba siempre borracho y nos pegaba una paliza un día sí y al otro también. Mi hermano mayor trabaja en la India, pero no se donde y mis hermanas se casaron y ahora pertenecen a otra familia-
-¿Y tu madre?-
-Creo que murió el año pasado, mi padre la pegaba mucho-
-¿Cuándo dejaste tu casa?-
-A los seis años-
-O sea, llevas cuatro años en la calle... y nunca has ido al colegio, claro-
-No-
-¿Sabes leer y escribir?-
-No-
-¿Y dónde has aprendido ese inglés tan bueno?-
-Ja,ja, gracias señor, aquí en la calle, Thamel es la mejor escuela de idiomas del mundo-
En este punto de la charla Indra mostraba un desparpajo increíble, no parecía que estuviera hablando con un crío de diez años.
-¿Y no os ayuda nadie?-
-No, la policía nos pega si nos ve entre los turistas, lo único algún vecino que a veces nos da algo de comer, sobre todo cuando hay una ceremonia importante en el templo y cosas así-
-Pero hay organizaciones que se dedican a ayudar a niños como vosotros, ¿no?-
-No sé... yo prefiero vivir en la calle-
-¿Y nunca piensas en el futuro?, no sé, cuando seas mayor no querrás seguir en la calle-
-Mi futuro es mañana, señor-
-¿Y qué piensas hacer mañana?-
-Cada día cuando me despierto pongo una ofrenda a Ganesh para que me proteja, después voy a una gasolinera de aquí al lado y con un trapo recojo restos de gasolina de los surtidores o de algún charco para esnifar, luego me reúno con mis amigos en Thamel y sacamos algunas rupias a los turistas-
-¿Y conseguís muchas rupias?-
-Bueno, unos días más y otros menos, las que más dan son las señoras mayores americanas y canadienses, y los que menos los hippies mochileros como tú, ja,ja-
-Oye tú, que yo no soy ningún hippie y mira el banquete que te estás pegando...-. Daba gusto ver a ese niño comiendo y gastándome bromas, por lo menos en esos instantes parecía que disfrutaba un poco de la vida.
-¿En qué gastáis las rupias que sacáis en un día?-
-En disolvente y pegamento-
-¿Y la comida?-
-Solemos recoger las sobras de algún restaurante... y tú, ¿qué piensas hacer mañana?-
-Mañana salgo temprano a Pokhara-
-Yo nunca he estado en Pokhara-

Cuando Indra terminó con todo el daal bhat se quedó un largo rato callado, con expresión triste, mirando al vacío con los ojos vidriosos, no sé si por el colocón que llevaría encima o por haber rememorado a través de ese diálogo su corta y miserable vida. Yo también me sentía un poco mal, después de todo quién era yo para remover la mierda de aquel crío, y además con qué objeto, ¿sólo para satisfacer mi curiosidad de acomodado occidental?.

Al día siguiente dejé mi habitación sobre las seis de la mañana para tomar el bus que me llevaría a Pokhara, y cuando abrí la verja exterior del hotel allí estaba Indra, firme como un poste, se había puesto ropa más o menos limpia, no sé de dónde la habría sacado, aunque seguía descalzo, y se había remojado y peinado el enmarañado pelo que lucia la noche anterior. Unicamente estaba allí esperando para ponerme una marca de tika en la frente y desearme buen viaje a Pokhara. Nunca olvidaré a este chaval.

Dentro de un mes más o menos tengo que volver a Kathmandu a tramitar mi visado para entrar en la India. Quiero aprovechar esos días para contactar con alguna asociación de las que ayuda a estos críos, ver sobre el terreno como trabajan y quizás echar una mano. Todo lo que podamos hacer por estos niños es poco.

Bueno, y como supongo que la lectura de este relato os habrá dejado un poco tristes, mirad la foto de abajo para levantar el ánimo. Es la vista que tengo desde mi cama en Pokhara, lo primero que veo nada más despertarme. El pico de la izquierda es el Annapurna IV (7525m), después está el Annapurna II (7939m) y la derecha los Lamgunj. Bonita vista para empezar la mañana, ¿verdad?