miércoles, 31 de diciembre de 2014

TAI O, EL PUEBLO DE LOS PESCADORES TANKA DE HONG KONG



Hong Kong, dos palabras que al pasar por nuestra mente nos transportan al instante a ese lugar repleto de rascacielos y su famoso skyline. Ese lugar moderno, cosmopolita, limpio, ordenado, capitalista y consumista donde parece que todo funciona a la perfección. Ese lugar que fue una colonia británica hasta 1997, año en el que pasó a ser otra ciudad más de la China continental, o mejor dicho, una Región Administrativa Especial, un calificativo políticamente correcto para tranquilizar un poco a los cantoneses de Hong Kong, y de esa forma seguir permitiendo la economía capitalista en el país comunista más grande y poderoso del planeta, "un país, dos sistemas", aquella frase creada por Den Xiaoping que se sigue cumpliendo a rajatabla.

Se encuentra enclavada en el delta del Pearl River, y entre sus distritos principales destacan la península de Kowloon y la isla de Hong Kong, el downtown financiero donde se pueden apreciar los rascacielos más altos y una curiosa mezcla entre arquitectura moderna y tradiciones milenarias. Y más al sur, los llamados Nuevos Territorios, decenas de islas e islotes rodeados del Mar del Sur de China. Lantau es la más grande de estas islas, y en su costa oeste, entre montañas y un río serpenteante surgió Tai O, un pequeño pueblo pesquero que sigue teniendo ese estilo de vida que había en Hong Kong antes de la llegada de los ingleses.


Tai O fue hace mucho tiempo el primer lugar poblado de Hong Kong, allí se asentaron pescadores de la etnia Tanka. Tuvo un pasado truculento debido a su situación geográfica, era un lugar cercano al continente y las montañas ofrecían al río y a la bahía el sitio idóneo para resguardarse de temporales y ya de paso dar un seguro escondrijo a piratas y contrabandistas, un lugar perfecto para campar a sus anchas. Con el paso del tiempo también fueron muchos los refugiados que llegaban a Tai O escapando de la China comunista con la intención de pedir asilo político al Hong Kong británico.

Pero hoy en día no queda nada del Tai O de antes, dejó de ser un lugar anárquico y pendenciero para convertirse en una pequeña aldea de pescadores, un idílico remanso de paz alejado del bullicio y el frenético consumismo de Hong Kong. Un pueblo donde apenas existe el tráfico rodado y sus habitantes siguen moviéndose en bicicleta. Un lugar de estrechas callejuelas que todavía no han sido conquistadas por franquicias como Mc Donalds o Starbucks, las cosas se siguen comprando en antiguos colmados y la gente local se sigue reuniendo para charlar en las típicas casas de té chinas de toda la vida. A los tanka les gusta vivir como lo hacían sus antepasados, y siguen manteniendo su esencia y su modo de vida tradicional.


Lo que más llama la atención nada más llegar al pueblo es la forma de sus viviendas, sencillas casas en forma de palafitos construidas sobre pilares y estacas encima de los canales, les gusta vivir cerca del mar y allí mismo atracan sus embarcaciones para salir a pescar. Una especie de Venecia china, pero totalmente alejada de lujos y marabuntas de turistas. Es una maravilla pasear entre los canales y sus habitantes, observar su forma de vida, sus humildes hogares y su tranquila vida cotidiana. Aunque a decir verdad tanta tranquilidad ha hecho que los jóvenes tanka encuentren su pueblo algo aburrido y muchos deciden abandonar el pueblo y buscarse la vida en el gran Hong Kong. Llama la atención la avanzada edad de la mayoría de los habitantes de Tai O.

Desgraciadamente, como ocurre en otros lugares del planeta, la pesca artesanal está disminuyendo a pasos agigantados en la zona de Tai O debido a las grandes compañías pesqueras y sus gigantescas flotas que arrasan todo lo que se mueve en el mar. Barcos pesqueros de alta gama y la tecnología más moderna obtienen fácilmente los permisos necesarios para esquilmar el Mar del Sur de China y llenar de pescado fresco los restaurantes de Pekín o Shangai sin importarles un pimiento la tradicional forma de vida de los tanka.


En Tai O tampoco hay muchos alojamientos para el turismo, tan sólo un par de pensiones en la parte vieja del pueblo con unas pocas habitaciones que suelen estar vacías. La mayoría de los visitantes foráneos llegan a la aldea después de visitar el monasterio de Po Lin y su gigantesco Buda sobre una colina situada a unos veinte minutos en autobús. Pasan unas horas relajándose, dando un paseo o comiendo en algún restaurante cercano al puerto antes de regresar a la mega urbe de Hong Kong. Son muy pocos los que suelen quedarse a pasar la noche en Tai O.

Supongo que el motivo por el cual Tai O ha perdido su aislamiento es que está ubicado en la isla de Lantau, de no ser así seguiría siendo esa pequeña y escondida aldea tanka de hace muchos años. Pero Lantau hoy en día está comunicada con la península de Kowloon por un puente y una línea de tren, y un par de ferrys llevan y traen gente de la isla de Hong Kong cada veinte minutos. Y aunque la mayor parte de Lantau siga siendo virgen y montañosa tiene lugares claves para atraer a miles de turistas. Desde el aeropuerto internacional hasta el monasterio budista de Po Lin antes mencionado, pasando por el mayor parque de atracciones de Disneyland en toda Asia.


Caminando por las estrechas calles de Tai O y cruzando sus pequeños puentes sobre los canales encontraremos cantidad de tiendas y pequeños restaurantes vendiendo las deliciosas especialidades tankas, pescado seco, bolas fritas de arroz glutinoso con sésamo y cacahuetes o tortas de gambas y enormes ostras frescas, todo ello preparado con productos locales. Algunos pescadores también llevan turistas en sus botes para ver los delfines blancos que abundan durante todo el año en su bahía.

Y en una pequeña plaza se encuentra el templo Hau Wong, no es que llame mucho la atención por su arquitectura o decoración, pero es el templo más antiguo de las islas, construido en el siglo XVII sirvió de hogar a la guardia del joven emperador chino de la dinastía Song exiliado en Hong Kong durante aquella época. Otro curioso lugar en la aldea es una verdadera escuela de artes marciales Shaolin, dicen que el propio Bruce Lee pasó muchas horas aquí entrenando y meditando.