martes, 28 de diciembre de 2010

SIN DINERO EN EL CULO DEL MUNDO ¿Y AHORA QUE?


Cuando uno se plantea hacer un viaje de larga duración enseguida se da cuenta que los preparativos son muchos más que si se tratara de unas simples vacaciones. Por un lado hay que dejar unos cuantos cabos bien atados en relación a lo que dejas atrás. Y después hay que prepararse ante lo que se viene encima, desde vacunaciones y seguros de viaje hasta compras de última hora.

Finalmente, y no menos importante, está el asunto del dinero. Si no tienes intención de volver a casa antes de un año no te vas a llevar el dinero que necesitas en efectivo, no es seguro y además es incómodo. Lo suyo es una tarjeta de crédito, o dos mejor que una.

Pero las tarjetas de crédito pueden tener doble cara. Por una parte te sientes tranquilo, seguro, eres un occidental adinerado en el tercer mundo, en pleno siglo XXI hay cajeros automáticos en los rincones más remotos donde no tienes más que introducir tu tarjetita y como por arte de magia te saldrán un montón de billetes.

Por otra parte también piensas... "joder, mi sustento diario depende de un par de trocitos de plástico, ¿y si fallan?"... Pero no, no pueden fallar, en todo caso puede fallar una pero siempre llevas otra, no van a fallar las dos.

Pero Murphy y su ley siempre entran en escena cuando menos te lo esperas y hace una semana me dí cuenta que mis tarjetas no funcionaban. Saliendo de Phnom Penh me acerqué a un cajero a sacar pasta, ni un dolar, fuí a otro y a otro y nada. Pensé que habría alguna caída de línea o algo así, ya sacaría dinero en Sihanoukville.

Al día siguiente en Sihanoukville ocurrió lo mismo, pero el mosqueo vino cuando ví que a otra gente si le salían billetes. Entré en internet y mis tarjetas aparecían como bloqueadas, ¿comooooo?. Enseguida empecé a mandar mensajes y correos a los bancos, pero era viernes y hasta el lunes no sabría nada.

Un fin de semana de incertidumbre y un nudo en el estómago que me impedía relajarme y disfrutar del lugar. No tenía más que cien dólares en el bolsillo y si no conseguía pasta me veía como el de la foto de arriba. Allí estaba yo, colgado en Camboya donde no conocía a nadie y ni siquiera había embajada española.

Entre el lunes y el martes me confirmaron que efectivamente mis tarjetas habían sido desactivadas porque se habían emitido unas nuevas con un chip de seguridad obligatorio a partir de 2011 según una nueva normativa europea bla, bla, bla... ¡joder!.

Al final tuve que ponerme en contacto con mi gente (mención especial para el namberguan) y en un momento me mandaron dinero desde Lanzarote a través de Western Union. Esta empresa se dedica a mandar lo que antes se llamaban giros por todo el planeta y tienen sucursales en todo el mundo, en Asia te las encuentras en cada esquina. Sólo hay que indicar el nombre del beneficiario, el pasaporte y el país en que se encuentra, y en diez minutos llegan los fondos al destino.

Espero que este post sirva de información a todos aquellos viajeros que puedan sufrir la misma experiencia, al final todo tiene solución.

viernes, 24 de diciembre de 2010

FELICIDADES


He tomado esta foto hace tan sólo unas horas, es la playa donde estamos preparando la nochebuena de este año. Me encuentro al sur de Camboya, en la zona de Sihanoukville, y esta es la playa de Ochheuteal, una maravilla.

Al caer la tarde nos hemos acercado al puerto mientras iban llegando los barcos y por veinte dólares nos han dado una caja enorme repleta de un buen surtido de pescado, hasta nos han dejado la típica nevera de camping para mantener fresquitas las cervezas. Sólo queda hacer un buen fuego en la arena.

Hace un año me tocó pasar esta noche en un pueblo inmundo de la India dando cuenta de una cena no menos inmunda. Este año me voy a tomar la revancha, la noche está preciosa. Felicidades a todo el mundo, familia, amigos, conocidos y desconocidos. Mucha salud para el año que viene.

martes, 14 de diciembre de 2010

SHWEDAGON PAYA


Cuando hablé sobre Rangoon hace unos días mencioné de pasada la pagoda de Shwedagon, dije entonces que me pareció la joya de la corona de la ciudad y pensé que se merecía un capítulo aparte. Está situada unos kilometros al norte del centro, sobre una colina, rodeada de verde y alejada del caótico bullicio, y constituye el complejo budista más importante de Birmania.

La pagoda principal mide casi cien metros de altura, está forrada de oro y piedras preciosas y de ella salen brillos incesantemente la mires por donde la mires. La leyenda dice que tiene unos dos mil quinientos años y que guarda ocho pelos del propio Buda, pero los expertos datan su construcción entre los siglos IV y VI.


Además de la gran pagoda se pueden ver muchas más de diferentes estilos budistas, cantidad de esculturas y un gran número de edificaciones que sirven como salas de oración, aposentos para los monjes o almacenes que guardan imágenes de Buda y otras reliquias. Todo ello se encuentra en torno a una plaza que rodea la Shwedagon Paya.

Pero lo más interesante es la vidilla que se respira en el recinto durante todo el día. Shwedagon es una especie de Meca para los budistas birmanos y deben acudir allí al menos una vez en la vida. A diario llega gente de los lugares más remotos del país para derramar agua sobre la cabeza de Buda, un vaso por cada año de vida que tienen.


Esto hace que a las afueras del complejo exista un extenso mercadillo con todo tipo de parafernalia e imaginería budista, desde simples barritas de incienso y collares de cuentas hasta gigantescas estatuas con la imagen de Sidharta. Las abundantes urnas para donaciones que salpican todo el recinto también están repletas de billetes.

Y no son sólo peregrinos los que acuden a Shwedagon, los propios habitantes de Rangoon utilizan el lugar como zona de esparcimiento y no van sólo a rezar. Se ven chavales que van a hacer sus tareas escolares, parejitas acurrucadas, viejos que van a echarse la siesta bajo la sombra de un banyan, y familias enteras de domingueros que extienden una alfombra en un porche bajo la atenta mirada de un enorme Buda y se pegan una comilona de órdago. La verdad es que en todo el recinto se respira una tranquilidad especial, es un lugar que invita a relajarse.


Casi el noventa por cien del pueblo birmano practica el budismo theravada y se ven monjes, monasterios y pagodas donde quiera que vayas. Los hombres llevan una vida monástica dos veces a lo largo de su vida, la primera como novicios, antes de los quince años; después de los veinte volverán otra temporada para ordenarse definitívamente como monjes. Esto da prestigio y buen kharma a la familia, y además mientras estén en el monasterio tienen una boca menos que alimentar. Por otro lado, los monjes pueden aprovechar su estancia para estudiar cantidad de materias.


Para la junta militar birmana los monjes son uno de sus principales problemas, un grano en el culo de su particular sistema. Pese al aura de misticismo que les rodea, los monjes han demostrado en los momentos más difíciles que son personas de carne y hueso y han dicho basta, se han puesto del lado del pueblo y han desafiado al gobierno. La rebelión más sonada ocurió en el año 2007, cuando miles de monjes se manifestaron durante días por las calles de Rangoon y Mandalay protestando por la subida del combustible. Su única arma eran los cuencos donde reciben su comida volcados hacia abajo en señal de protesta. Finalmente, el gobierno ejerció su habitual brutalidad y acabo con el problema.


Al contrario que en muchos países budistas, en Birmania también hay monjas, son las llamadas dasasila, las de los diez preceptos, también llevan la cabeza rapada y se diferencian de los hombres por el color rosa pálido de sus ropas. Es muy habitual verlas pidiendo comida en fila india por los comercios del centro de las ciudades.

Hablando de Birmania no es de extrañar que hasta en su religión haya algún matiz que la diferencie de otros países del sudeste asiático. Y es que aquí, aparte del budismo theravada se le da la misma importancia al nat, una figura pre budista, un espíritu del que dicen que puede habitar en personas, animales, plantas y todo tipo de cosas, y puede ser benevolente o maligno. Cuando por ejemplo ven a una persona con una deficiencia física o mental dicen que tiene un nat malo dentro de su cuerpo. Los birmanos rezan a Buda desde un plano más espiritual, pero para problemas concretos y conflictos terrenales piden ayuda a los nats.