martes, 14 de diciembre de 2010
SHWEDAGON PAYA
Cuando hablé sobre Rangoon hace unos días mencioné de pasada la pagoda de Shwedagon, dije entonces que me pareció la joya de la corona de la ciudad y pensé que se merecía un capítulo aparte. Está situada unos kilometros al norte del centro, sobre una colina, rodeada de verde y alejada del caótico bullicio, y constituye el complejo budista más importante de Birmania.
La pagoda principal mide casi cien metros de altura, está forrada de oro y piedras preciosas y de ella salen brillos incesantemente la mires por donde la mires. La leyenda dice que tiene unos dos mil quinientos años y que guarda ocho pelos del propio Buda, pero los expertos datan su construcción entre los siglos IV y VI.
Además de la gran pagoda se pueden ver muchas más de diferentes estilos budistas, cantidad de esculturas y un gran número de edificaciones que sirven como salas de oración, aposentos para los monjes o almacenes que guardan imágenes de Buda y otras reliquias. Todo ello se encuentra en torno a una plaza que rodea la Shwedagon Paya.
Pero lo más interesante es la vidilla que se respira en el recinto durante todo el día. Shwedagon es una especie de Meca para los budistas birmanos y deben acudir allí al menos una vez en la vida. A diario llega gente de los lugares más remotos del país para derramar agua sobre la cabeza de Buda, un vaso por cada año de vida que tienen.
Esto hace que a las afueras del complejo exista un extenso mercadillo con todo tipo de parafernalia e imaginería budista, desde simples barritas de incienso y collares de cuentas hasta gigantescas estatuas con la imagen de Sidharta. Las abundantes urnas para donaciones que salpican todo el recinto también están repletas de billetes.
Y no son sólo peregrinos los que acuden a Shwedagon, los propios habitantes de Rangoon utilizan el lugar como zona de esparcimiento y no van sólo a rezar. Se ven chavales que van a hacer sus tareas escolares, parejitas acurrucadas, viejos que van a echarse la siesta bajo la sombra de un banyan, y familias enteras de domingueros que extienden una alfombra en un porche bajo la atenta mirada de un enorme Buda y se pegan una comilona de órdago. La verdad es que en todo el recinto se respira una tranquilidad especial, es un lugar que invita a relajarse.
Casi el noventa por cien del pueblo birmano practica el budismo theravada y se ven monjes, monasterios y pagodas donde quiera que vayas. Los hombres llevan una vida monástica dos veces a lo largo de su vida, la primera como novicios, antes de los quince años; después de los veinte volverán otra temporada para ordenarse definitívamente como monjes. Esto da prestigio y buen kharma a la familia, y además mientras estén en el monasterio tienen una boca menos que alimentar. Por otro lado, los monjes pueden aprovechar su estancia para estudiar cantidad de materias.
Para la junta militar birmana los monjes son uno de sus principales problemas, un grano en el culo de su particular sistema. Pese al aura de misticismo que les rodea, los monjes han demostrado en los momentos más difíciles que son personas de carne y hueso y han dicho basta, se han puesto del lado del pueblo y han desafiado al gobierno. La rebelión más sonada ocurió en el año 2007, cuando miles de monjes se manifestaron durante días por las calles de Rangoon y Mandalay protestando por la subida del combustible. Su única arma eran los cuencos donde reciben su comida volcados hacia abajo en señal de protesta. Finalmente, el gobierno ejerció su habitual brutalidad y acabo con el problema.
Al contrario que en muchos países budistas, en Birmania también hay monjas, son las llamadas dasasila, las de los diez preceptos, también llevan la cabeza rapada y se diferencian de los hombres por el color rosa pálido de sus ropas. Es muy habitual verlas pidiendo comida en fila india por los comercios del centro de las ciudades.
Hablando de Birmania no es de extrañar que hasta en su religión haya algún matiz que la diferencie de otros países del sudeste asiático. Y es que aquí, aparte del budismo theravada se le da la misma importancia al nat, una figura pre budista, un espíritu del que dicen que puede habitar en personas, animales, plantas y todo tipo de cosas, y puede ser benevolente o maligno. Cuando por ejemplo ven a una persona con una deficiencia física o mental dicen que tiene un nat malo dentro de su cuerpo. Los birmanos rezan a Buda desde un plano más espiritual, pero para problemas concretos y conflictos terrenales piden ayuda a los nats.
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6 comentarios:
¡Sawadee Oscar!
Pues si que es una pena que no hayamos coincidido. Yo estoy por el sur de Tailandia, buceando. Camboya me encantó, Phon Phen, Angkor Wat, pero sobre todo las pequeñas aldeas perdidas.... ¡que diferencia con sus países vecinos!
Un abrazo desde el otro lado de la frontera
Como siempre es un placer leerte, Oscar. Me encanta como nos traes otras culturas y costumbres a través de este blog. Gracias por compartirlo y por dejarme aprender más.
Ahora entiendo a algunas personas malvadas; tienen un nat malo.
Un abrazo.
hermoso lugar, buenas fotografías, gracias por los datos :)
Kaixo Pitxin!! Sólo era para decirte que te echaremos de menos y que no te preocupes que te guardaremos tu plato de compota!! Que pases unos buenos dias haya donde estes...UN MUSUTXU GIGANTE!!! Pitu&Mele Te seguimos...
Hola,
mmm qué buenas historias, para cuando ponerlas en un libro?
Hoy nos acordaremos de ti en la cena y tu madre seguro que pide más actualizaciones de tus escritos y cuando le decimos que no tenemos nos mira como que no nos cree...
Un besote de tu sobri Ibone!
Sawadee Paco, pásalo bien en Andaman.
Hola Tegala, sí, la verdad es que un montón de nats malos han llegado a Lanzarote y se han instalado en Cabildo y ayuntamientos, ja, ja.
Gracias Dafne, felices fiestas y que lo pasen bien allá por El Salvador.
Karmele, que no me entere yo que dejáis compota en el plato, ya le preguntaré a Ana. Muxuak.
Hola sobri, esta noche os echaré de menos, la family es la family, besos para todos.
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