miércoles, 26 de mayo de 2010

INCREDIBLE INDIA


"Incredible India" es el slogan utilizado por el ministerio de turismo indio para atraer visitantes y aunque no sea muy original es bastante acertado. Entre todos los adjetivos con los que se puede describir al país siempre aparecerá la palabra increíble. Después de casi cinco meses y medio recorriendo lo increíble y exprimiendo mi visado de turista hasta el final abandoné ayer la India y ahora mismo escribo desde Colombo, la capital de Sri Lanka.

Pero las crónicas indias no acabarán aquí y os seguire dando el coñazo sobre cantidad de sitios que no puedo pasar por alto y me gustaría que los conociérais un poquito a través de este blog. La vida plácida de Goa, la mágica Hampi, la peligrosa Gokarna (digo peligrosa porque allí acabé haciéndome indio del todo y poco me faltó para quedarme a vivir en ese pueblito) y la exuberante Kerala. Poco a poco irá cayendo alguna crónica de estos lugares.

En el mapa de arriba he dibujado una línea chapucera del recorrido que he hecho, y aunque le he metido un buen repaso al subcontinente estoy seguro de que volveré. India se me ha metido en el corazón pese a unos comienzos titubeantes y me gustaría conocer en otra ocasión las regiones del Himalaya (Cachemira, Himalchal Praddesh, Sikim y Darjeelin) y las paradisiacas Islas de Nicobar y Andaman.

India es sin duda un país de contrastes, para bien y para mal, el ying y el yang, y de todo ello aprendes alguna lección. Algunos amigos me habían advertido que los indios son capaces de sacar lo peor de tí, y así ha sido en alguna ocasión, pero os aseguro que también saben sacar lo mejor de uno mismo, de curarte en humildad, de ver la vida desde otra perspectiva y he tenido vivencias y sensaciones que no había experimentado nunca y no olvidaré mientras viva. Comprenderéis que no hable en público de alguna cosa que te llega muy adentro, eso queda en la esfera privada, pero cuando encuentre el momento adecuado ya os iré relatando alguna experiencia que me produjo un nudo en la garganta, me puso la carne de gallina y me hizo sentirme inmensamente feliz.

Y casi todos esos momentos tuvieron relación con la gente más pobre, aunque tendría que llamarles pobres unicamente desde el punto de vista material porque descubrí en muchos de ellos una calidad humana extraordinaria, algo que no había conocido hasta ese momento. No me extraña que gente como Vicente Ferrer y otros muchos anónimos rompieran con todas sus cadenas y se quedaran con esta gente porque ese uno de los peligros del país, se te puede dar vuelta la cabeza en un momento y encontrar un sentido a tu vida que hasta ese momento no podías imaginar.

He dejado la India siendo un ferviente seguidor de su música, de su cine, de sus costumbres, y poco a poco y a pesar de haber perdido unos cuantos kilos (me he quedado en el chasis) le estaba cogiendo el punto a su gastronomía. Y en Kerala hasta trabajé unos días para una película de Bollywood y un anuncio de la tele.

También hay cosas que te ponen de mala leche y como siempre tienen que ver con los jodidos políticos. Es incomprensible que en un país con tanta riqueza haya tantos millones de pobres, que tengan la bomba atómica y sin embargo no hayan erradicado la lepra, que sean los mayores productores de softwares y accesorios informáticos y todavía tengan un sistema burocrático desfasado donde todo se lleva a cabo con un tremendo papeleo y todo haya que apuntarlo en libros, que haya cuatrocientos cincuenta millones de teléfonos moviles mientras que sólo trescientos millones de personas tienen acceso a agua corriente y alcantarillado, que sigan existiendo rajás y maharajás y un sistema de castas propio de la Edad Media... y muchas, muchas más cosas que escapan a cualquier razonamiento lógico.

Y luego está la jodida religión. El hinduísmo quizás sea la religión más llamativa para verla desde fuera, sus fiestas, su arte, sus ceremonias, pero todo se basa en un cúmulo de estúpidas supersticiones que marcan el día a día de sus fieles, y que al final sigue contribuyendo a que los bhramines sigan vivendo como reyes y los intocables como esclavos, un verdadero sistema feudal en pleno siglo XXI.

Quizás ahora que escribo desde un magnífico restaurante en la relajada Sri Lanka me doy cuenta que ya llevaba demasiado tiempo en la India y veía con total normalidad cosas que ni mucho menos lo son. Desde ayer alucino con la limpieza, con la privacidad que te ofrece la gente y con que no se oiga un concierto de bocinazos interminable. Pero bueno, en líneas generales os aseguro que soy de los que se ha enamorado de la India. ¡Hasta siempre!, una parte de mi se ha hecho india y me gusta.

Me gustaría que la gente descubriera India por sí mismo, pero me atrevo a daros un consejo. Si viajáis a la India no lo hagáis por dos semanas como hacen muchos, será una pérdida de tiempo, sacaréis estupendas fotos pero no captaréis ni un uno por ciento de lo que es este país, vuestro alma seguirá detrás de esa cámara y no recibiréis nada a cambio, estaréis en una especie de permanente jet-lag anímico. A la India hay que dedicarle mucho tiempo, cuanto más mejor, y poco a poco comenzaréis a disfrutarla.

4 comentarios:

Tegala dijo...

Eso de la película de Bolliwood me encantaría verlo!
Es inevitable tener ganas de vivir una experiencia similar a la tuya en la India y es una pena que los políticos y la política basura siempre sea lo peor de cualquier país. Que existan pobres muy pobres y personas bañandose en riqueza, duele en el alma de cualquier persona sensata y mínimamente generosa y humana.
Ya nos seguirás contando, así lo espero.
Un saludo.

quique dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
quique dijo...

Leyéndote un poco de India tambien ha quedado en mi corazón, espero que no se te amontonen las entradas pendientes y nos lleves hasta la frontera.
Abrazo.

Anónimo dijo...

Yo creo que todos los que te seguimos en este blog nos hemos quedado prendados de la India, sobre todo de su gente y te damos las gracias por dejarnos "viajar" contigo.

Cuidate Mucho. Un besote,

Gloria