sábado, 21 de septiembre de 2019

ALOJAMIENTO EN CEBU

Además de ser la segunda ciudad de Filipinas, Cebu City es una de las principales puertas de entrada y salida del país a través de su aeropuerto internacional de Mactan. También consta con un importante puerto marítimo en el que diferentes navieras ofrecen traslado por mar a otros puntos del archipiélago. Queda cerca de otras islas de las Visayas muy demandadas por los viajeros, así que debido a su ubicación estratégica es un lugar por el que tarde o temprano todo el mundo pasa alguna vez.

El problema es que moverse en Filipinas requiere su tiempo y sus dosis de paciencia, las conexiones aéreas y marítimas no cuadran siempre como a nosotros nos gustaría y si tenemos que pasar por Cebu para cambiar de avión o barco con intención de ir a otro destino descubriremos a menudo que para seguir nuestro camino debemos esperar al día siguiente, por desgracia hemos llegado a Cebu a esa hora en la que ya no sale ningún barco o avión a ese siguiente destino que teníamos cuidadosamente planificado en nuestro itinerario. Se ha cumplido la ley de Murphy y no queda otro remedio que pasar una noche en Cebu.

Como no soy muy urbanita reconozco que Cebu no me gusta nada, aparte de algunos lugares históricos la veo como una urbe demasiado poblada, fea, sucia y con pocos atractivos. Pero como este artículo trata de dónde pasar una noche en Cebu sin otros planes mas que esperar al día siguiente para tomar rumbo a otra isla, me limito a recomendar unos cuantos alojamientos desde mi experiencia personal, ya que son los cuatro hoteles que conozco y en los que me he alojado alguna vez.




EXPRESS INN MACTAN


Ubicado a pocos minutos del aeropuerto, el Express Inn Mactan es un alojamiento perfecto para pasar una noche, sobre todo si tenéis que tomar un vuelo a primera hora de la mañana. No es que sea nada del otro mundo, pero es práctico y funcional. Las habitaciones son baratas, limpias y cuentan con  todas las comodidades (wifi, aire acondicionado, baño privado, tv satélite). Tiene restaurante y su bar está abierto las 24 horas. Sea la hora que sea os pueden conseguir un taxi desde recepción o podéis usar la aplicación de Grab, no cueta más de 100 pesos el traslado al aeropuerto. Podéis ver más detalles y hacer la reserva haciendo click en la foto.




RED PLANET CEBU


Red Planet es una cadena de hoteles que dispone de alojamientos en otras muchas ciudades de Filipinas y el resto del Sudeste Asiático, son calcados unos de otros pero destacan por su limpieza, calidad y buen precio. Lo mejor del Red Planet Cebu es su ubicación, ya que está justo al lado de Ayala, un oasis dentro del caos de la ciudad donde podéis aprovechar para cambiar dinero en su centro comercial, hacer algunas compras de última hora o salir a cenar o tomar algo en cualquiera de la cantidad de restaurantes de todo tipo que hay en los Ayala Gardens. Para ver detalles, precios y hacer la reserva pinchad la foto.




SOUTHPOLE CENTRAL HOTEL


El Southpole Central Hotel es uno de mis favoritos gracias a su encantador staff, siempre dispuestos a hacer tu estancia más agradable, su excelente restaurante y su pequeño bar en la planta alta del edificio. El precio está genial, a las habitaciones no les falta de nada y su desayuno tipo buffet no está nada mal. También está muy bien situado, cerca de la South Bus Terminal para quienes tengan pensado seguir viaje hacia Moalboal y del puerto marítimo para aquellos que decidan coger un ferry a alguna otra isla de las Visayas. Ya sabéis, más detalles pinchando la foto.




QUEST HOTEL AND CONFERENCE CENTER



Y para acabar estas recomendaciones os presento la joya de la corona, el Quest, ubicado al igual que el Red Planet en la zona de Ayala. No voy a negar que es uno de los caros, pero nunca viene mal pegarse un homenaje de vez en cuando, además suelen tener promos a menudo que rebajan mucho el precio y lo hace asequible para cualquier bolsillo. Sobra decir que las habitaciones son espectaculares, la piscina maravillosa y sobre todo, su buffet de desayuno, pocas veces he visto otro mejor, dan ganas de pegarse cuatro horas desayunando todo tipo de exquisiteces. Más información pinchando la foto.




jueves, 7 de junio de 2018

MIS PISCINAS FAVORITAS EN PAI

Ya sabéis que Pai es uno de nuestros hogares en el Sudeste Asiático, un pequeño pueblo en un valle rodeado de montañas en el norte de Tailandia a mitad de camino entre Chiang Mai y Mae Hong Son. Nuestro campamento base principal donde pasamos largas temporadas cargando pilas para seguir viajando.

Un lugar perfecto para llevar una vida cómoda y fácil donde no nos falta nada... ¿nada? bueno, la verdad es que todo no puede ser y falta la guinda del pastel, no tenemos mar, y reconozco que estando allí lo que más echo de menos es el salitre.

Pero para compensar esa ausencia tenemos ríos, cataratas, aguas termales y un montón de piscinas repartidas por todo el valle. La mayoría pertenecen a hoteles o resorts, pero no hace falta alojarse allí para pegarse un chapuzón, por un  módico precio de entrada está abierto el acceso a todo el mundo.

Aquí tenéis un pequeño listado de mis favoritas, las que más visitamos durante los días más calurosos del año, por piscinas que no sea, hay un montón para elegir y os presento algunas de ellas.




FLUID SWIMMING POOL

Fluid es la piscina por excelencia en Pai, todo un clásico, un lugar que lleva funcionando muchos años gracias a la buena gestión, la amabilidad y el buen rollo que desprenden Soi y todo su staff. Es mucho más que un lugar para ir a nadar, es un punto de encuentro durante el día para muchos residentes en Pai, tanto thais como expats, además de viajeros que pasan algunos días por esta zona de Tailandia. El lugar perfecto para descansar, relajarse, comer, tomar algo y soportar esos días tórridos cuando el termómetro se dispara por todo el valle.

Abre todos los días de 9:00 a 18:00, aunque cierra un par de meses durante la temporada de lluvias para hacer alguna reforma y dejarlo todo listo cuando comience la temporada seca. La piscina tiene 25 metros, la longitud perfecta para hacer unos buenos largos o simplemente pasar un buen rato a remojo. Las mejores horas para nadar suelen ser a primera y última hora, cuando no hay demasiada gente en el agua. Está rodeada de una zona verde con sombrillas para protegerse del sol y unos cuantos huts hechos de bambú y madera. Se encuentra cerca del centro del pueblo, a unos diez o quince minutos a pie cruzando el río en dirección al White Buddha de Mae Yen. La entrada cuesta 70 baht y vale para todo el día.

Cuenta con un excelente menú pensado para la hora del desayuno y del almuerzo que mezcla la gastronomía thai con la occidental, destacan sus desayunos pantagruélicos, ya sea el típico breakfast inglés repleto de bacon, salchichas, huevos al gusto y beans, o un sano y enorme bol lleno de frutas frescas, cereales y yogur casero. También tienen buena fama sus ensaladas variadas y los platos de pasta, además de todo tipo de sandwiches. Y el café es excelente, calidad de primera de las plantaciones de las tribus de la montaña. Hace ya muchos años que los campesinos del norte de Tailandia cambiaron el cultivo de opio por el de café y la verdad es que lo saben hacer de maravilla.

Los batidos de fruta naturales están de escándalo y sobra decir que la cerveza siempre está bien fría. Y todo ese ambiente se completa con buena música y un sonido perfecto, es el propio Soi quien suele encargarse de pinchar y sabe cómo poner la música adecuada en el momento justo. En definitiva, un lugar donde enseguida te contagias de su atmósfera especial mientras ver pasar el día tranquilamente nadando, charlando con alguien, leyendo un libro, enredando en internet, jugando al ping pong o echando una partida de ajedrez.




PAI HOTSPRINGS SPA RESORT

Otra de mis piscinas favoritas a las afueras de Pai, a unos siete kilómetros del centro y muy cerca de los campamentos de elefantes. Ubicada en un entorno natural precioso, pegada al río y con unas vistas espectaculares de los alrededores y las montañas del valle. Apenas suele ir gente por lo que siempre estaréis disfrutando de una plena tranquilidad, tiene dos piscinas juntas de aguas cristalinas y un diseño muy atractivo.

No hace falta ser cliente del resort para acceder, la entrada cuesta 100 baht y tiene la ventaja de que además de la piscina también se pueden usar las aguas termales, tiene varios estanques con diferentes grados de temperatura y es una delicia combinar unas y otras mezclando agua fría y caliente. En el subsuelo de esta zona de Pai abundan esto tipo de aguas termales con múltiples propiedades para la salud. Y para los que viven en Pai o pasen una larga temporada existe la opción de comprar un pack de diez entradas por 500 baht, de esta forma salen los baños a mitad de precio.

Cuenta con todos los servicios propios de un hotel como bar y restaurante, y aunque parezca un alojamiento de lujo, sus habitaciones y bungalows tienen un precio bastante asequible, sobre todo ahora que estamos en temporada baja. Si alguien está interesado puede echar un vistazo aquí.


            BAAN KUNGKANG RESORT DE PAI

Esta piscina es mi favorita para nadar, y digo para nadar en serio, no para estar a remojo o pasar el día a la bartola con amigos. Cuando me apetece pegarme una sesión de cuarenta largos siempre vengo a Baan Kunkang, tiene una longitud de 25 metros y mientras no sea un fin de semana, cuando la chavalería del pueblo monta un terrible alboroto, es el lugar perfecto para que nadie te moleste mientras estás concentrado al cien por cien en la natación.

No está muy lejos del pueblo, a un par de kilómetros por la carretera a Chiang Mai veréis una señal a mano izquierda una vez pasada la gasolinera verde. El resort está ubicado en un enorme terreno y a decir verdad es un poco hortera, habitaciones y bungalows de diferentes precios pintados de un montón de colores e incluso un enorme y falso molino de viento imitando los que se pueden ver en Holanda. En fin, ese tipo de cosas que gustan al turismo chino y supongo que estará pensado para ellos. Aquí tenéis más detalles del hotel.

La entrada cuesta 70 baht y el restaurante tiene buena pinta, aunque sinceramente nunca he comido allí, tan solo algún que otro batido de mango después de nadar.




PHU PAI ART RESORT

Y para acabar, la joya de la corona, una maravilla alejada de la civilización y el mundanal ruido, una de esas infinity pool en la que pasar horas metido en el agua sin prisas, simplemente mirando el paisaje alrededor. La mejor época para ir es, curiosamente, durante el inicio de la temporada de lluvias, cuando empiezan a cultivar el arroz y el agua de la piscina se junta con el mar verde de arroz que recorre el valle de Pai.

La entrada cuesta 100 baht y al estar en un lugar tan escondido no suele haber nadie. Para llegar hasta allí lo mejor es hacerlo en moto, no queda lejos del pueblo de Na Chalong y después... bueno, mejor que lo miréis en Google Maps o algo de eso.

También tiene bar y restaurante, y todo el complejo está construido en madera siguiendo el estilo de arquitectura tradicional Lanna, el antiguo reino que dominaba el norte de Tailandia. Los bungalows tienen una pinta espectacular, sobre todo los que están encima de los arrozales, aunque nunca me he alojado allí. Pero si alguien se quiere pegar un homenaje e instalarse en Phu Pai aquí tiene más detalles.  



martes, 2 de enero de 2018

FELIZ AÑO NUEVO 2561 DESDE TAILANDIA


Este billete de ida sigue sin volver, seguimos viajando y ya van más de ocho años, han pasado tantas cosas que sería imposible condensarlo todo en este viejo blog, y más teniendo en cuenta que lo tengo abandonado, durante el pasado año no he publicado absolutamente nada. Pero lo más importante es que seguimos cumpliendo a rajatabla esa genial frase de Kavafis: "Cuando emprendas tu viaje hacia Itaca ruega que el camino sea largo...". No buscamos Itaca, no tenemos pensado llegar allí, nos vale con recorrer el camino sin prisa y parando donde nos apetezca el tiempo que haga falta, si algo tienen los billetes de ida es tiempo de sobra para vivirlo intensamente y malgastarlo lo menos posible.

Comienza un nuevo año lleno de nuevos proyectos, y entre ese listado de propósitos y sueños que todos nos planteamos llevar a cabo y sólo cumplimos una pequeña parte, me dije a mí mismo que tendría que escribir más a menudo aquí, en este anticuado blogspot pasado de moda que muchos me dicen que lo cambie, que si dominio, que si hosting... que si un montón de cosas que me suenan a chino y me da mucha pereza meterme en ellas. Porque recordad siempre una cosa, quien se encarga de hacer, vivir y sentir vuestro viaje sois vosotros mismos, no vuestro blog...

Así que empiezo deseando a todo aquel que pase por aquí un feliz y prospero año nuevo 2561. Y no es que tras tanto viajar y nomadear haya perdido la noción del tiempo, estamos en Tailandia y éste es el año que comenzamos aquí, os llevamos más de quinientos años de diferencia sin subirnos a una máquina del tiempo ni nada por el estilo.

A diferencia del calendario gregoriano, en el budismo no se cuentan los años desde el nacimiento de Jesucristo, sino desde el fallecimiento de Buda que ocurrió 543 años antes de la era cristiana. En realidad, el nuevo año budista tiene lugar en abril con la transición del sol en la constelación de Aries y la celebración del conocido Songkran, esa fiesta que se vive de forma intensa durante tres días en los que su principal protagonismo lo lleva el agua como símbolo de purificación. Pero hace setenta y siete años el gobierno decidió que de forma oficial el número de año cambiara el uno de enero para asemejarse más al calendario gregoriano mayormente utilizado en el resto del mundo.

El sol y la luna siguen teniendo gran influencia en el calendario budista, podemos comprobar que muchas de sus principales festividades no tienen la misma fecha cada año, sino que dependen de las fases lunares celebrando las más importantes durante los días de luna llena.

No obstante, si no sería un lío tremendo, el calendario anual también se rige como el gregoriano, compuesto de 365 días, sus doce meses y sus semanas. Los nombres de los meses son los signos del zodiaco, empezando por Capricornio y acabando por Sagitario. En cuanto a los días de la semana, el domingo y el lunes tienen el nombre de sol y luna, respectivamente, y de martes a sábado los cinco planetas clásicos (Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno). 

miércoles, 28 de diciembre de 2016

SAI NGAM, LAS MEJORES AGUAS TERMALES DE PAI


El valle de Pai resultará algo familiar a quienes me conocen, son muchas veces las que he escrito algo sobre este pueblo y he subido cantidad de fotos en las redes sociales. Los nómadas coleccionamos algún que otro sitio al que siempre volvemos y desde hace ya unos cuantos años se ha convertido en uno de nuestros hogares, solemos pasar largas temporadas en este pueblo de la provincia de Mae Hong Son, en el norte de Tailandia. A su ritmo tranquilo y su calidad de vida se une un entorno natural que parece sacado de un cuento, la belleza de sus paisajes sea la temporada que sea, su río, sus montañas, sus cataratas, sus campos de arroz, sus pequeñas aldeas de los alrededores pobladas por diferentes etnias... una comunidad muy variada donde todos nos conocemos, donde se mezcla un estilo de vida entre tradicional y alternativo ideal para llevar una plácida existencia a pesar de ese rápido crecimiento de visitantes cada vez más deseosos de descubrir la magia de Pai, de nuestro paraíso. Y entre tanta maravilla natural aprovecharé este artículo para presentaros uno de mis lugares favoritos, un sitio al que me gusta acudir a menudo y suelo llevar a los amigos que vienen a visitarnos, las aguas termales de Sai Ngam.
 
En los alrededores de Pai existen cantidad de hot springs o aguas termales, proceden de capas subterráneas de la tierra, su agua tiene una temperatura que puede oscilar entre los treinta y los ochenta grados y tienen propiedades terapéuticas gracias a sus diferentes componentes minerales. Las más conocidas y visitadas al aparecer en todas las guías turísticas son las Pai Hot Springs, a unos diez kilómetros del centro del pueblo y de muy fácil acceso. Están formadas por varios estanques, unos perfectos para el baño y los de más arriba con el agua tan caliente que es imposible meter un dedo, la gente local los aprovecha para cocer huevos. El problema de estas aguas termales es que suelen estar abarrotadas de gente, sobre todo en temporada alta, y hay que pasar por caja, 300 baht cuesta la entrada, un poco caro para los precios que se mueven en Tailandia.
 
En esa misma zona también hay algunos resorts que poseen piscinas de aguas termales y a los que se puede ir sin necesidad de estar alojados en ellos, basta con pagar un ticket en la recepción que no suele pasar de los 100 baht. También hay gente que tiene la gran suerte de tener unas hot springs en el subsuelo del terreno de su vivienda, es fenomenal encontrar cualquier excusa para hacerles una visita y ya de paso pegarse un buen baño. Y quizás mientras escribo esto aparece alguna otra hot spring, nunca se sabe, hace unos meses la compañía eléctrica estaba haciendo unas obras en un camino a las afueras de Pai y de repente salieron dos géiseres de agua hirviendo como por arte de magia.
 
Pero por el momento sigo teniendo en mi top personal de aguas termales a las de Sai Ngam. Hasta no hace muchos años eran conocidas como Secret Hot Springs, solo se acercaban a ellas los residentes de Pai y la gente de una aldea cercana habitada por la etnia Lisu. No aparecían en ningún mapa local, en ninguna guía de viajes, ni en ninguna de esas webs tipo tripadvisor. Los turistas las desconocían totalmente y debo reconocer que los locales tampoco hablábamos mucho de ellas. Se encuentran dentro de un parque natural muy poco transitado y al estar rodeadas de vegetación no eran muy visibles ni fáciles de encontrar sin la ayuda de alguien que conozca la zona. Además, no hay ningún transporte público que llevara a ellas y los últimos kilómetros eran una pista de tierra con constantes subidas y bajadas que se convertían en un tremendo barrizal en temporada de lluvias.
 
Pero hoy en día su ubicación está perfectamente señalizada, la estrecha carretera que lleva hasta ellas se ha asfaltado e incluso aparece como destino en las excursiones diarias que organizan muchas agencias para visitar las atracciones más destacadas de la zona. Así que una vez descubierto el secreto animo a todos los viajeros que pasen por Pai a darse una escapada a Sai Ngam, nadie se arrepentirá y estoy seguro que recordará esas aguas termales como unos de sus mejores momentos en su viaje por Tailandia.
 
Lo más aconsejable, y siempre que tengáis experiencia en conducir una moto, es que vayáis por vuestra cuenta, de este modo dependéis de vosotros mismos sin andar pendientes de una agencia que os marque la hora de llegada o salida. Saliendo de Pai por la carretera 1095 a Mae Hong Son veréis una señal una vez recorridos unos dieciséis kilómetros, allí giraréis a la derecha a una pequeña pista y después de cinco kilómetros habréis llegado a las hot springs, no tiene pérdida. Al abandonar la carretera principal veréis una barrera y una caseta de los Rangers, es la entrada al parque natural y tan solo hay que pagar 20 baht por persona y otros 20 por moto.
 
Lo mejor es ir a primera hora o al atardecer, estaréis prácticamente solos o con algún Lisu del pueblo cercano que suelen ir allí a relajarse, lavarse la cabeza o llevan a los niños para que jueguen en el agua. La temperatura es perfecta, parecida a la que podemos encontrar en cualquier jacuzzi o spa de Occidente, personalmente me gusta mucho en las noches de invierno, en Pai comienza a hacer frío en diciembre cuando cae el sol y estar metido al calorcito en esa piscina natural con el vapor que  aparece en su superficie tiene un toque mágico. También podéis llevar algo de comida o incluso una tienda de campaña para pasar allí la noche.
 
 


miércoles, 21 de diciembre de 2016

PASIR TENGKORAK, LA PLAYA DE LAS CALAVERAS


Hace unos años estuve por primera vez en Langkawi, una de las islas más conocidas de Malasia, situada en el mar de Andaman, junto a la frontera tailandesa, y la verdad es que no me llamó demasiado la atención. Fue una visita rápida, de un par de días, un lugar de paso de camino a Penang. Llegamos en velero desde Tailandia, atracamos en el puerto de Kuah, hicimos los trámites de inmigración y poco más. Kuah me pareció una ciudad llena de edificios altos de hormigón, una imagen que poco tiene que ver con lo que suponía iba a ser una isla tropical. Al día siguiente alquilamos un coche para ir a Pantai Cenang, la zona turística más concurrida de la isla y más de lo mismo. Un lugar masificado, una extensa playa poblada de hamacas, chiringuitos, motos de agua, para sailing, masajistas y vendedores de baratijas. Y paralela a la playa una calle llena de restaurantes, hoteles, tiendas de souvenirs y agencias de excursiones. Turismo globalizado en estado puro, ya habíamos visto bastante y no teníamos nada más que hacer por allí, andábamos justos de tiempo, volvimos al puerto y pusimos rumbo al sur.
 
Pero cualquier lugar del mundo se merece una segunda oportunidad, y sabía que Langkawi tenía mucho más que ofrecer, así que el mes pasado volví con Jhing y pasamos ocho días recorriendo la isla de cabo a rabo y disfrutando de cada rincón. Quitando ese par de zonas que he comentado antes, la mayor parte de la isla está muy poco poblada. Langkawi se abrió al turismo a mediados de los ochenta y sigue manteniendo su biodiversidad y su belleza natural, montañas cársticas y acantilados, gran variedad de fauna, jungla y bosques tropicales, cataratas, cuevas, manglares, llanuras y arrozales, y por supuesto unas cuantas playas que siguen manteniendo su estado natural y a las que no acude mucha gente. La pequeña playa de Pasir Tengkorak situada en el noroeste de la isla, rodeada de bosque húmedo tropical y muy cerca de la impresionante catarata de Temurun, se convirtió en nuestro lugar favorito para disfrutar de las aguas del mar de Andaman y finalizar así cada uno de esos días llenos de descubrimientos y actividades.

Pero antes de que en Langkawi entrara el turismo y se convirtiera en una zona libre de impuestos llena de comercios duty free, era una isla con mala fama muy temida por los malayos y considerada maldita debido a la cantidad de leyendas terroríficas relacionadas con brujería y malos espíritus que han ido pasando de generación en generación, no eran muchos quienes se atrevían a adentrarse en sus bosques.

Y varias de esas leyendas tienen su origen en Pasir Tengkorak, cuyo nombre traducido al español quiere decir arena de calaveras. Hay diferentes historias sobre el asunto, pero lo que es cierto es que a mediados del siglo pasado se encontraron en esa playa cantidad de calaveras y todo tipo de huesos humanos.

La primera leyenda es típica en esas historias navales de hace siglos que se propagaban por todos los mares del planeta y hablaban de monstruos marinos y calamares gigantes que destrozaban y engullían cualquier nave que pasara por allí esparciendo los cadáveres que llegaban hasta la orilla. Otros barcos acababan en el fondo marino hundidos por remolinos de grandes dimensiones.

La segunda historia tampoco es que sea muy creíble, pero tiene su toque mítico y narra la gran batalla que tuvieron en una isla cercana Garuda y Jentayu, dos dioses del hinduismo con forma de aves gigantes. La batalla fue tan intensa y duró tanto tiempo que ninguno de los fieles guerreros de ambos bandos sobrevivió en la lucha, apareciendo sus cadáveres en Pasir Tengkorak traídos por las mareas.

Las siguientes historias tienen algo más de lógica y son más actuales siendo las que gozan de mayor credibilidad. En las fotografías se puede observar a unas cuatro millas de distancia la isla tailandesa de Tarutao. En los años treinta del siglo pasado era una prisión y muchos de los condenados que allí se encontraban intentaban huir a nado. Era la única forma posible para conseguir su libertad, pero tenía mucha más dificultad de la que podían imaginar. Parece ser que ninguno de ellos tuvo éxito y todos acababan ahogados a causa del cansancio, las corrientes o los ataques de tiburones. Poco a poco sus cuerpos iban llegando a Pasir Tengkorak.

La cuarta leyenda habla de los piratas que abundaban en esa parte del mar de Andaman escondidos y protegidos por tanta cantidad de islotes y bahías en las que fondeaban esperando a sus víctimas. Una vez que abordaban un barco se quedaban con lo que realmente les interesaba, cualquier tipo de mercancía era valiosa, no así la tripulación de sus naves quienes eran tirados por la borda vivos o muertos para que una vez más las corrientes y mareas dejaran varados sus cuerpos en la playa.

En una playa tan idílica y tranquila resulta difícil imaginar que ocurrieran estas historias para no dormir. Cada uno que se quede con la leyenda más lógica, o con la que más le guste, pero lo que está realmente verificado son todos esos cadáveres que allí fueron apareciendo. Y quizás se nos ponga la piel de gallina al pensar que en ese lugar de aguas cristalinas su arena blanca esté compuesta de la erosión de coral, crustáceos y... huesos de seres humanos.
 

sábado, 28 de mayo de 2016

ALGUNAS COSAS QUE UN FARANG NO DEBE HACER EN TAILANDIA




Comenzaré este artículo explicando un poco el significado de farang, ya que supongo que muchos lectores se estarán preguntado al ver el título qué narices es eso. Farang es una palabra que, a pesar de no entender nada de su complicado idioma, escucharemos a menudo a los tailandeses, sobre todo cuando parece que están hablando de nosotros. Pero que nadie se preocupe porque no es nada malo, farang es el vocablo que utilizan para definir a los occidentales, esos extranjeros de piel blanca, ojos redondos y raza caucásica que recorren su país de arriba a abajo. Y no hay que tomárselo a mal ya que no supone algo despectivo ni nada por el estilo, simplemente somos farang y no hay más que hablar. Otra cosa sería que nos llamaran farang khi nok, eso es un insulto gordo ya que khi nok significa algo así como cagada de pájaro, así que si algún farang escucha esa frase refiriéndose a él es posible que haya hecho algo malo o poco respetuoso hacia los thais y su cultura.

Cuando viajamos a un país tan diferente al nuestro siempre conviene empaparse un poco de su estilo de vida, su cultura y tradiciones para no caer en algunos errores. No olvidemos que cosas que a nosotros nos pueden parecer normales no lo son para ellos, y viceversa. Más o menos todo el mundo conoce unas reglas básicas de conducta y comportamiento a la hora de moverse por el reino de Siam, ya que este país se rige en base a tres conceptos fundamentales: Familia Real, budismo y patria. Los viajeros ya saben que no pueden hacer ni una mínima crítica a la monarquía ya que pueden pasar quince años en una cárcel de mala muerte acusados de cometer el delito de lesa majestad. También hay que visitar sus templos budistas con cierto decoro en la vestimenta y las mujeres no pueden tocar a un monje. Y mucho mejor no hablar de política a menos que alguno de ellos inicie la conversación, los thais son muy nacionalistas y no aceptan que los de fuera les demos lecciones acerca de cómo llevar las riendas de su país.

Pero hoy voy hablaros de otras pequeñas reglas, algunas cosillas que no están bien vistas por los thais y son muy fáciles de entender y respetar. Y lo cuento aquí porque son cosas que veo prácticamente a diario en Pai, sobre todo a jóvenes mochileros occidentales que disfrutan de sus vacaciones sin tener en cuenta que algunos de sus actos no gustan a los locales, y aunque no les echen la bronca ni les llamen la atención abandonarán Tailandia perteneciendo al grupo de los farang khi nok, recordad, "cagada de pájaro", no suena muy bien ¿verdad?.

No andéis por la calle con el torso desnudo los chicos, o con la parte de arriba del bikini las chicas. Esto es aceptable en las islas del sur y zonas playeras, pero en el centro de ciudades grandes como Bangkok o Chiang Mai, o en pueblos del interior no está bien visto. Es algo que veo cada día en Pai, un pueblito que queda a mil kilómetros del mar, y los habitantes Shan o de otras etnias de esta zona no lo ven con buenos ojos, y hasta les da un poco de asco si además de ir semidesnudos ven a los farang sudando la gota gorda y les canta el alerón. No comprenden que alguien que viaje desde el otro lado del mundo y tenga cierto estatus económico no tome cuidado de su aspecto exterior.

No vayáis de paseo bebiendo alcohol. Es muy normal ver a los farang con la típica botella de cerveza Chang en la mano yendo de un lugar a otro. No es que los thais no beban, de hecho les encanta la cerveza, el ron o el aguardiente de arroz, y para ellos es una forma muy normal de socializar con su familia o amistades. Pero ellos beben en los bares, restaurantes, en casa o sentados a la entrada de una tienda de abastos disfrutando de la sombra. Dicen que no es compatible beber y caminar al mismo tiempo, y es una falta de respeto a niños o ancianos que se crucen en vuestro camino.

No andéis por la calle descalzos, a veces me da la sensación que viajeros que en su vida normal usan traje de chaqueta y corbata llegan aquí y ¡hala!, a quitarse los zapatos o las chancletas y llevar los pies llenos de mierda. Recordemos que para un budista los pies son la zona más impura del cuerpo humano, así como el suelo que pisamos, y por esa razón todo el mundo debe descalzarse a la hora de entrar a templos, casas privadas e incluso algunos comercios. Se trata de dejar fuera la impureza y suciedad que se ha quedado en el calzado, pero si llevamos nuestra propia piel totalmente negra de la guarrería del suelo estamos apañados.

Otro tema es el de los besuqueos, podéis pasear de la mano o agarraditos a vuestra pareja, e incluso daros un inocente beso de vez en cuando, pero si os entra de repente uno de esos calentones propios de un clima tropical o unas copas de más evitad esos morreos interminables o cualquier tipo de magreo exagerado. Simplemente es algo que no se debe hacer en público, para eso tenéis la cama de vuestro hotel y sobre todo total privacidad, cuando lleguéis allí podréis dar rienda suelta a vuestra imaginación y ensayar tranquilamente cualquier postura del Kamasutra que os apetezca.

Respecto al alquiler de motos es un tema que se merece un capítulo aparte. No aconsejo a quien no tenga experiencia alquilar una, hay que recordar que Tailandia se encuentra en lo alto de la lista en cuanto a accidentes mortales en la carretera y una simple e inocente caída os podría fastidiar las vacaciones. Pero en este artículo me remito a deciros que, por favor, no estéis tocando el claxon o la bocina constantemente, tan solo en caso de emergencia. Casi todo el mundo entra en Tailandia por Bangkok y os llamará la atención que a pesar de su caos y sus atascos de tráfico infernales nadie toca la bocina, total ¿para qué?, no se va a solucionar nada con eso y haremos un favor a la contaminación acústica. Muchas veces veo a grupitos de farang que no paran de tocar el claxon sin  ninguna necesidad, parecen los chicos de Verano Azul cuando iban de visita a la casa de Chanquete,

Otra cosa que suele traer acalorados debates en las redes sociales es el regateo. ¿Se puede regatear en Tailandia? Sí, claro, pero hasta cierto punto. Hay que decir que el regateo existe en Tailandia desde que existe el turismo, me refiero a que es algo que no forma parte de su cultura y entre ellos mismos no se hace, o no se hacía. Claro está que hoy en día nos ven en ocasiones como un dólar gigante con patas y sobre todo en mercados turísticos suben demasiado los precios, en esos lugares hay que regatear, y ellos lo saben, por eso siempre tienen a mano su calculadora para ir escribiendo un precio arriba o abajo donde todo depende de la habilidad o paciencia que tenga el comprador. Pero también hay que saber que si vemos los precios muy altos en un mercadillo como el de Khao San Road, en Bangkok, no tenemos más que ir un poco más arriba al mercado de Wang Lang, al que solo acuden thais, y veremos que allí los precios son mucho más bajos y casi no hace falta regatear.

También es normal regatear en algunos guesthouses dependiendo de los días que nos vayamos a alojar, si es temporada alta o baja y demás. Incluso podemos regatear a la hora de realizar una excursión con alguna agencia de turismo dependiendo del itinerario, las actividades o las horas de duración. Pero a menudo se ven regateos ridículos como intentar pagar menos en una estación de buses cuando el precio es fijo para todo el mundo o entrar a un bar y al preguntar cuando vale una cerveza decir que pagas diez baht menos o nada, te mirarán como si estuvieras loco. Por no hablar de intentar pagar menos a una pobre mujer que pasa todo el día cocinando pad thai en plena calle o vendiendo fruta, etc. Por favor, estamos hablando de querer ahorrarnos 0,25 euros.

Y para finalizar, un consejo que quizás sea el más importante. Nunca jamás tengáis un problema con un tailandés, siempre acabaréis perdiendo. Cualquier mínimo malentendido hay que intentar solucionarlo con calma, dejándose hablar el uno al otro, y sobre todo sin gritar, desde el momento que gritéis perderéis toda la razón, aunque la tengáis. Y eso puede dar paso al lose face, algo así como perder la cara, la mayor falta de respeto para un thai, y mucho peor si es en público. Aquí las peleas no se arreglan con dos tortazos, un thai puede pasar de la más absoluta tranquilidad a una agresividad brutal y en ese caso os caerán hostias hasta en el carnet de identidad. Ya he dicho antes que los thais son muy nacionalistas y los que anden cerca acudirán al momento a ayudar a su compatriota, aunque no sepan lo que ha pasado, ya preguntarán después. Y no es de extrañar que empiecen a volar botellas, sillas y aparezca un machete o una pistola que alguien tenga guardada bajo el asiento de su moto. En fin, una situación muy desagradable.

Y eso es todo, amigos. Tailandia es un país maravilloso, con una gente encantadora y un lugar en el que es muy fácil disfrutar de unas buenas vacaciones, tan solo hay que respetar un poco y seréis bienvenidos y respetados, como en cualquier lugar del planeta se trata simplemente de usar el sentido común. Todos estas cosillas que os he comentado provienen de amigos thais, les he dicho que iba a escribir este artículo y ellos mismos han ido sacando los temas, como podéis comprobar es material de primera mano. 

domingo, 10 de abril de 2016

CONSEJOS PARA DISFRUTAR EL SONGKRAN EN TAILANDIA, EL AÑO NUEVO BUDISTA



Sabadee pi mai, feliz año nuevo, ya estamos en la cuenta atrás, durante los días 13, 14 y 15 de Abril celebraremos una vez más el año nuevo budista. Es una de las fiestas más importantes en Tailandia y el país se paraliza durante estos tres días, aunque con el calor que hace es posible que, al menos en el norte, la emoción y los nervios de la espera nos lleve a comenzar la fiesta mañana mismo, suele ser algo común sobre todo en Chiang Mai, sin duda la mejor zona de todo el país para vivir un Songkran.

La celebración del Songkran es conocida como una especie de batalla interminable de agua que nos mantendrá todos estos días calados hasta los huesos, el buen rollo se palpa en el ambiente y todos lo pasaremos como enanos, una celebración abierta a todo el mundo donde se juntan viejos y niños, ricos y pobres, thais y farangs. En realidad se usa el agua como un acto simbólico que nos limpiará cuerpo, mente y espíritu, y nos dará suerte para el año que comienza alejando los malos pensamientos que aniden en nuestro interior. Lógicamente estamos hablando de una celebración budista regida por una serie de símbolos y tradiciones, ya hablaré de eso en otro momento, en este artículo me limitaré a dar unos consejos a los viajeros que os encontráis durante estos días en Tailandia para que podáis disfrutar el Songkran a tope, de una manera divertida y respetuosa con la cultura thai.

Bien, en primer lugar tened en cuenta que toda Tailandia deja de funcionar estos días. No es un buen momento para moverse de un lugar a otro ni hacer excursiones o compras, así que quedaros donde estéis y uniros a la fiesta.

El siguiente paso es el de preparar vuestro uniforme, mejor que sea ropa ligera porque desde que salgáis a la calle estaréis completamente mojados. Si os apetece, también podéis comprar en cualquier mercado callejero una de esas camisas de flores estilo hawaiano, veréis que es lo que usan muchos tailandeses. Y lo más importante es evitar que entre agua a vuestros gadgets electrónicos como cámaras de fotos, smartphones, tablets y demás, así como la billetera y sus tarjetas de crédito o el pasaporte, si se os ocurre llevarlo encima. Para eso lo mejor son esas mochilas waterproof que se cierran por arriba quedando estancas o también veréis pequeñas bolsas de plástico impermeable con un cordel para colgarlas del cuello que se venden estos días en cualquier sitio.

En cuanto al "armamento" podemos usar desde pequeñas pistolas de agua como las de toda la vida hasta sofisticadas armas letales que incluso llevan una pequeña mochila llena de agua para ponerla en la espalda y recargar nuestra metralleta. Lo malo es que al ser de plástico al cabo de unas horas muchas dejan de funcionar debido al mal funcionamiento de su sistema. Yo siempre prefiero usar un cubo de agua o un pequeño balde de esos que usan los bares para vender sus buckets, al final echas más agua y lo puedes cargar de nuevo en un segundo, ya que la mayoría de los locales donde paréis tiene mangueras o grandes depósitos para que a nadie le falte agua.

Una regla de oro es no enfadarse cuando os echan un cubo de agua encima, recordad que es un honor, os están dando una bendición y hay que tomárselo con deportividad dando las gracias y deseando feliz año nuevo a vuestro atacante. Y por la misma razón tú también puedes echar un cubo entero de agua sobre la cabeza de, por ejemplo, un policía... qué gustazo, ¿verdad?, veréis que no hay ningún problema y os dedicará una sonrisa.

A quien no hay que mojar en ningún caso es a ancianos y bebés. Para un niño pequeño puede ser un shock e incluso le puede lastimar si el agua va a mucha velocidad. Con la gente de avanzada edad quedaréis muy bien si os acercáis a ellos despacio y ponéis un poquito de agua en sus manos, después les diréis sabadee pi mai haciendo un respetuoso wai, el saludo budista, con las manos bien altas, a la altura de la frente, y entonces comprobaréis que se quedarán encantados y os lo agradecerán.

No solo los paseantes disfrutan del Songkran, sino todo tipo de vehículos desde coches y motos hasta sidecars o cualquier otro artefacto estrafalario. Cuando pase una moto procurad no echar agua a la cara del conductor, ya que se puede despistar o quedarse con la vista nublada, tenéis todo el resto de su cuerpo para hacerle su bendición. Por otro lado, si sois vosotros quienes vais en moto y veis que de repente os va a caer agua desacelerad o incluso parad un rato hasta que os echen todo encima, no hay ningún problema, total ya estáis mojados hasta los huesos. Algunos turistas tienden a aumentar la velocidad como locos y es un grave error, pueden caer fácilmente al estar la zona resbaladiza o incluso atropellar a alguien, ya que las calles están llenas de gente y entre las batallas, las risas y el alcohol muchos cruzan la calzada sin mirar.

Y si a alguien le apetece no está de más tomarse un descanso y visitar algún templo para ver algunas tradiciones que tiene lugar durante el Songkran. Podeís poner una ofrenda, un poco de agua sobre Buda y hasta recibir la bendición de un monje. Por último, y muy importante, cuidado en las carreteras, durante esta semana se registra el mayor número de accidentes de tráfico en el país.

Bienvenidos a Tailandia y a disfrutar de su mayor fiesta.

lunes, 22 de febrero de 2016

ENTREVISTA EN KASA KATXAN, HALA BEDI IRRATIA



Aquí debajo os dejo el link para escuchar la entrevista que me hicieron este mes la gente del programa de viajes Kasa Katxan, de la emisora gazteiztarra Hala Bedi Irratia. Una charla de poco más de veinte minutos de duración que se nos hizo corta, podíamos haber seguido hablando horas y horas pero ya sabemos que en la radio hay que cumplir los horarios programados. Ya tendremos otra ocasión para seguir hablando largo y tendido del maravilloso mundo de los viajes. En esta ocasión nos limitamos a hablar un poco de Tailandia y Filipinas. Espero que os guste, toca relajarse y pinchar el link de abajo para disfrutar de la charla, fue un verdadero placer colaborar con ellos.

http://halabedi.org/kasakatxan/160201PRESILLATHAIPINOY.mp3

martes, 9 de febrero de 2016

ALOJAMIENTO BARATO EN PAI PARA MOCHILEROS


Pai, una de las joyas de Tailandia, un pequeño pueblo incrustado junto a un río del mismo nombre que recorre un bucólico valle de la provincia de Mae Hong Son, en el noroeste del país, muy cerca de la frontera con Birmania. Un lugar tranquilo rodeado de naturaleza exuberante y poblado por diversas etnias tribales como los shan, los lisu, los lahu, los black lahu, los aka, los karen, los kachin, algunos refugiados de la vecina Myanmar y hasta una comunidad de musulmanes cuyo origen procede de Yunnan, en el sur de China. Un lugar donde todos vivimos en plena armonía... ¿he dicho vivimos?, sí, porque también hemos quedado atrapados gente de otras provincias tailandesas, de otros países del sudeste asiático e incluso nosotros, los farang, esos occidentales de rasgos y piel blanca que un buen día decidimos tomar este "pairadise" como uno de nuestros hogares en el mundo.

Y quizás sea por eso, o por ese mundo de las redes sociales, que mucha gente se haya dado cuenta que un hispanohablante como yo anda medio establecido en Pai y ha tomado este valle como uno de sus campos base dentro de su vida nómada. Así que cada vez recibo más mensajes y correos de gente que no conozco de nada pidiendo información de todo tipo sobre esta zona. A veces me resulta difícil contestar a todos, y más teniendo en cuenta que cada persona es un mundo y no es nada fácil dar ningún tipo de recomendaciones a alguien que no conoces a no ser que sean preguntas claras y concretas.

Una de las preguntas que más me hacen tiene relación con el alojamiento en Pai, y viendo que la mayoría de estas cuestiones proviene de gente joven, con muchas ganas, ilusionada con su viaje y su estilo de vida mochilero, con un presupuesto ajustado, con ganas de conocer y compartir experiencias con otros viajeros, y sin exigir lujos a la hora de alojarse en un hotel para poder ahorrarse de este modo su dinero para otras cosas he decidido hace una pequeña lista de unos cuantos hostels para mochileros en Pai que cumplan las tres B; bueno, bonito y sobre todo barato. Los precios están en baht tailandeses, redondeando digamos que ahora mismo un euro son cuarenta baht, aquí tenéis la lista.

- Common Grounds: un excelente hostel muy bien dirigido por Mitchell, Fai y Taylor. Tienen dormitorios a 150 baht y bungalows privados a 300 baht. En la zona común siempre hay buen ambiente con un bar lleno de hamacas, billar, dardos, juegos de mesa, cantidad de libros en diferentes idomas, wifi y a menudo música en directo con bandas locales y gente de paso. Con una estancia superior a dos semanas existe la posibilidad de alojamiento gratis a cambio de trabajar un poco para ellos.

- Sabai Garden: en un entorno natural con vistas de lujo ofrecen dormitorios a 100 baht, bungalows de bamboo a 200 baht y unas preciosas y bien decoradas casas de arcilla a 400 baht. Wifi, cocina común, granja de alimentos orgánicos y cancha de volleyball. Alquiler de bicicletas a 50 baht y un 10% de descuento para bebidas en el Sabai Bar, situado en la Walking Street del centro del pueblo y con música en directo a diario. También ofrecen alojamiento gratis a cambio de voluntariado echando una mano en la limpieza, la granja orgánica o renovando la pintura.

- Purple Monkey: se ha puesto de moda por el ambientazo de su bar y su piscina en pleno centro del pueblo. Para todo tipo de clientela desde backpackers hasta flashpackers, ofrecen desde dormitorios compartidos muy baratos hasta habitaciones privadas con todo tipo de necesidades. Organizan diferentes actividades cada semana ya sean barbacoas, campeonatos de baloncesto o volleyball y ponen las películas más actuales en pantalla grande y una gran hoguera para combatir el frío del invierno. Y por supuesto como prácticamente todos los alojamientos en Pai dispone de wifi gratis y a alta velocidad.

- Pai Circus: este hostel destaca por sus lecciones gratuitas de actividades circenses como bailes, malabares, equilibrismo y más. Dormitorios a 200 baht y bungalows privados a 300 baht en un lugar muy tranquilo al otro lado del río. A las zonas comunes no les falta de nada, desde bar y restaurante hasta piscina pasando por lavandería, hogueras nocturnas, billar, juegos de play station, películas en dvd y todo tipo de instrumentos musicales a disposición de sus clientes. Alquilan motos y hacen muy buenos descuentos para estancias largas.

- Golden Hut: un lugar relajado con bungalows de bamboo independientes y terrazas privadas en la misma orilla del río por tan solo 150 baht. A dos pasos del centro y de la Walking Street.

- Pai River Lodge: bungalows de bamboo privados sobre el río a 100 baht con baño compartido. Otro tipo de bungalows con más facilidades un poco más caro, e incluso quien lo desee se puede alojar en unos tipis estilo indio. En su restaurante hay que probar la comida de Om, propietaria del negocio y natural de la región de Issan. Y su marido Peter es un excelente dj encargado de llevar el bar pinchando la música acorde a cada momento del día.

- Up2U: a unos cinco minutos caminando desde el centro en dirección a Mae Hong Son. Dormitorios a 180 baht y una terraza muy agradable sobre el río con cocina común, café y té gratis y ambiente tranquilo.

- Spicy Pai Backpackers: un clásico de los hostels para mochileros en Pai. Baratísimo, dormitorios a 150 baht con un ligero desayuno incluido.

- Shangrila: ideal para clientes amantes del yoga y la meditación, sesiones diarias y bungalows privados a 300 baht.

-Giant: bungalows privados en pleno río desde 150 baht los más básicos. Cuantas más comodidades va subiendo un poco el precio pero sin pasar nunca de los 400 baht.

Y ésto es todo amigos, en Pai hay tantos sitios para alojarse que me he limitado solo a unos cuantos con precios básicos que conozco personalmente. Tengo que decir que nunca he pasado una noche en ninguno, tan solo los conozco por diversas razones o porque los dueños de algunos de ellos son amigos nuestros, aunque este aspecto no lo he tenido en cuenta y he procurado no dar ninguna opinión subjetiva. Si para un próximo artículo alguien está interesado en que seleccione otra lista de alojamientos de un standing más alto respecto a precios, facilidades y comodidades no tiene más que decírmelo.

From Chiang Mai to Pai


https://12go.asia/es/travel/chiang-mai/pai/?z=2040737

lunes, 2 de marzo de 2015

EN FILIPINAS PASAN DEL FUTBOL


No es que yo pase del fútbol, debo reconocer que me gusta, lo he practicado durante la primera mitad de mi vida e incluso lo sigo viendo de vez en cuando, aunque sólo sea por televisión. Hace mucho tiempo que vivo fuera de mis raíces y me resulta imposible ir al campo a ver el equipo de mis amores, tan sólo de forma esporádica, cuando de ciento en viento hago alguna escapada a Bilbao.

Porque soy de Bilbao, y un bilbaíno es del Athletic desde que nace hasta que muere, para lo bueno y para lo malo, para las alegrías y para las penas, es algo que llevamos en las entrañas y siempre será así, nos llena de orgullo formar parte de esa gran familia, un equipo de fútbol que sigue siendo un club, no se ha convertido ni se convertirá en una empresa, en una sociedad anónima, no nos interesa el marketing ni la globalización a la que ha llegado este deporte, esa obsesión por fichar jugadores en función de las camisetas que vendan o al cambiar algo tan romántico por un balance y su cuenta de resultados, y me sigue emocionando ver chavales de corta edad con sus camisetas rojiblancas, porqué sé y estoy seguro que siempre será así y nunca dejarán de lado a su Athletic.

Y ese deporte que nació en Inglaterra para seguir por el resto de Europa, Sudamérica y poco más, ha ido extendiendo sus tentáculos durante este siglo hasta llegar a los lugares más recónditos del planeta. ¿A todos?, bueno, a todos no, curiosamente en Filipinas pasan olímpicamente del fútbol y ni siquiera saben quién es Cristiano Ronaldo o Messi. Aquí levanta pasiones el baloncesto, se juega en todos los rincones, cualquier lugar vale para colocar una canasta y los partidos de la NBA o la PBA (Philippine Basketball Asociation) son capaces de mantener absortos a los pinoys durante horas frente a la televisión.

Cualquiera que visite Filipinas podrá comprobar la influencia de la colonización española en parte de su arquitectura, en el furor católico de la mayor parte de la sociedad, en la cantidad de palabras en español que se mantienen en sus diferentes lenguas, y hasta en su gastronomía. Pero después de los españoles llegaron los americanos y lo que más les llamó la atención de ellos fue ese extraño deporte al que jugaban sus soldados en los ratos libres. Quedaron tan maravillados que les imitaron hasta hacerlo verdaderamente bien, no olvidemos que Filipinas quedó en tercera posición durante el mundial de baloncesto de 1954.


Un dato realmente curioso es que la liga profesional filipina fue la segunda del mundo en constituirse como tal, tras la NBA, antes que las ligas de cualquier otro país europeo. Su funcionamiento es muy similar al de la NBA, no así sus salarios, pero son franquicias de empresas multinacionales que llenan estadios y juegan sus partidos en diferentes ciudades del archipiélago. Los equipos están formados mayoritariamente por filipinos, con algunos fichajes de viejas glorias de la NBA y algunos philam, así llaman a los filipinos en cuyas venas corre sangre de los USA, hijos de matrimonios mixtos que generalmente han nacido o crecido en América.

Jugar unos minutos de un partidillo, o al menos intentarlo, es una forma perfecta para integrarse con los locales de cualquier aldea filipina. Ya lo he practicado alguna vez y debo reconocer que es una auténtica tortura correr para atrás y para adelante bajo los rigores de un clima tropical, el calor y la humedad acaban haciendo mella y estás deseando que termine el match para pasar al tercer tiempo, el de las risas, los comentarios sobre las jugadas del partido y lo que es mejor, las cervezas frías para los participantes.

Llama la atención ver las fabulosas canchas para la práctica del baloncesto que se construyen en pequeños pueblos donde las viviendas o nipas están hechas a base de bambú y hojas de cocotero, las calles están sin asfaltar o no hay un centro sanitario y ni siquiera electricidad. Lo primero es el basketball, el resto de necesidades ya irán llegando. Aunque tampoco les hace falta una cancha decente, de no tenerla son capaces en cuestión de minutos de hacer unas canastas con cuatro trozos de madera y ponerlas en un árbol o en plena carretera. Hace unos años se prohibió en Manila jugar al basket en las calles debido al peligro que suponía a otros viandantes o a los propios jugadores a causa del tráfico. Poco después, y tras multitudinarias protestas de la población local, tuvieron que levantar el veto.

Cuando era un crío recuerdo que el sueño de cualquiera de nosotros era jugar algún día en el Athetic. Pero a cualquier niño filipino al que hagamos la típica pregunta de qué quiere ser de mayor nos contestará que su deseo es ser jugador profesional de la liga filipina, e incluso los más atrevidos buscarán alguna artimaña para escapar a USA y hacerse famosos en los Lakers u otro equipo de la NBA.



martes, 27 de enero de 2015

EL PUB DE HAAST



Disculpadme, pero voy a retroceder unos años en el tiempo para contar algo de Nueva Zelanda, un lugar del que guardo gratos recuerdos, ese país tan lejano, tan agreste y tan espectacular habitado por gente entrañable. Recorrí el país de arriba a abajo y de abajo a arriba, de la isla del norte a la del sur y viceversa. Utilicé una furgoneta perfectamente preparada para moverme y poder vivir en ella durante dos meses y medio, una forma de viajar que me proporcionó plena libertad para conocer esa tierra a mi aire, sin ataduras ni itinerarios establecidos de antemano.

Tampoco os voy contar ahora nada especial, no va a ser una crónica donde podáis encontrar información sobre esos destinos tan famosos y conocidos de Nueva Zelanda, simplemente es una pequeña historia de un día cotidiano cuando se vive viajando, un encuentro con lugareños en el pub de un diminuto pueblo situado al sur de la costa oeste de South Island, en el sur del sur, un pueblito de gente dura acostumbrada a vivir esos rigores de una naturaleza y un clima extremo en algunas épocas del año, un lugar llamado Haast.

Tras dejar el Mt.Cook con pena, echando las últimas miradas furtivas a través del retrovisor, me dirigí de nuevo a la costa oeste atravesando el Haast Pass. La isla sur de Nueva Zelanda está dividida entre el Océano Pacífico y el Mar de Tasmania por la cordillera de los Alpes, una espina dorsal que tan sólo tiene cuatro pasos para poder cruzar por carretera de la costa oeste a la costa este o al contrario. El Arthur Pass, el Lewis Pass, el Divide y el Haast Pass, que es el que se encuentra más al sur.

Una vez llegado de nuevo al oeste bajé hasta Jackson Bay para intentar observar la única clase de pingüinos que me quedaba por ver, unos que tienen una especie de cresta de color amarillo, pero no tuve suerte. Según me dijeron hacía un tiempo demasiado bueno que no animaba a estos animales a salir mucho del agua, les debe molestar el sol. Jackson Bay es una pequeña bahía desde donde hay unas espectaculares vistas de las montañas, y es donde acaba la carretera de la costa, ya no se puede ir más al sur. Al final del pueblito alguien puso un cartel muy explicito que dice "End of the fuckin' road", no sé si su intención fue lamentarse o felicitarse, porque en el Down South, en el sur del sur, la gente intercala un fuckin' cada tres palabras.

Haast es otro pequeño pueblo del Down South típico de la costa oeste, gente dura, descendientes de pioneros. Tiene unos trescientos habitantes y un hotel, un camping, un General Store, una gasolinera y el omnipresente pub. Por cierto, los que viajéis conduciendo por la costa oeste del sur del país echad un ojo al deposito cuando veáis una gasolinera, es muy probable que no encontréis otra en cien kilómetros.

Como era jueves, día que siempre hay algo de ambientillo, y para las siete de la tarde ya había cenado, me dirigí al pub a tomar algo. Estos pubs de pueblo son, sin duda, el observatorio más idóneo para hacer un pequeño estudio sociológico de los lugareños. Aunque en este caso, al ser yo el único guiri que andaba por allí, más bien me estudiaban ellos a mí. La encargada del pub se llamaba Jane, pero yo enseguida la apodé sin decírselo Calamity Jane por sus maneras para mantener a raya a los brutos de la zona, no me extrañaría que tuviera un par de Colts 45 bajo el mostrador. Era una monada de chica, no sé que hacía perdida en ese lugar, pero se debió dar cuenta del brillo de mis ojillos porque rápidamente me dejó caer que estaba casada. No obstante, estuvo encantadora conmigo el par de horas que estuve en su local.

Al poco de llegar yo, entraron unos cazadores de ciervos mostrando las cabezas de los pobre animales recién arrancadas y poniendo perdido de sangre el suelo del pub. Yo casi vomito la cena y Calamity Jane casi les saca a escobazos. Me dijo que esos bestias sólo querían las cabezas para añadirlas a su colección de cornamentas. Yo pensé que entre la colección tal vez se encontraban sus propias cornamentas, quién sabe, todo el día fuera de casa cazando en el monte, seguro que sus mujeres se aburrían bastante.

Y a eso de las ocho empezó a llegar el grueso de la clientela. Unos venían en coche o moto, algo muy normal; otros en bicicleta, muy ecológico; otros en caballo, muy bucólico; y otros en helicóptero, ¡muy surrealista!. En cinco minutos habían aterrizado en una campa cercana unos cinco helicópteros, aquello parecía Apocalypse Now, un ruido ensordecedor, los caballos muertos de miedo, yo no daba crédito. Casi todos eran pilotos que suelen llevar turistas para ver los glaciares y las montañas desde el cielo, pero dos que vinieron un poco más tarde eran simplemente granjeros que viven aislados por algún valle de la zona y lo utilizan como medio de transporte y para tener controlado al ganado que pasta a sus anchas desperdigado por las estribaciones de los Alpes. Uno de ellos me comentó que pequeño helicóptero biplaza salía al cambio más o menos unos treinta mil euros.

Y después de cuatro, cinco o seis pintas de cerveza me despedí de Calamity Jane y del resto de parroquianos entre brindis, apretones de manos y alguna que otra palabra incomprensible, y me fui a descansar a mi querida furgoneta. Al día siguiente me esperaban los glaciares de Fox y Franz Joseph.


miércoles, 31 de diciembre de 2014

TAI O, EL PUEBLO DE LOS PESCADORES TANKA DE HONG KONG



Hong Kong, dos palabras que al pasar por nuestra mente nos transportan al instante a ese lugar repleto de rascacielos y su famoso skyline. Ese lugar moderno, cosmopolita, limpio, ordenado, capitalista y consumista donde parece que todo funciona a la perfección. Ese lugar que fue una colonia británica hasta 1997, año en el que pasó a ser otra ciudad más de la China continental, o mejor dicho, una Región Administrativa Especial, un calificativo políticamente correcto para tranquilizar un poco a los cantoneses de Hong Kong, y de esa forma seguir permitiendo la economía capitalista en el país comunista más grande y poderoso del planeta, "un país, dos sistemas", aquella frase creada por Den Xiaoping que se sigue cumpliendo a rajatabla.

Se encuentra enclavada en el delta del Pearl River, y entre sus distritos principales destacan la península de Kowloon y la isla de Hong Kong, el downtown financiero donde se pueden apreciar los rascacielos más altos y una curiosa mezcla entre arquitectura moderna y tradiciones milenarias. Y más al sur, los llamados Nuevos Territorios, decenas de islas e islotes rodeados del Mar del Sur de China. Lantau es la más grande de estas islas, y en su costa oeste, entre montañas y un río serpenteante surgió Tai O, un pequeño pueblo pesquero que sigue teniendo ese estilo de vida que había en Hong Kong antes de la llegada de los ingleses.


Tai O fue hace mucho tiempo el primer lugar poblado de Hong Kong, allí se asentaron pescadores de la etnia Tanka. Tuvo un pasado truculento debido a su situación geográfica, era un lugar cercano al continente y las montañas ofrecían al río y a la bahía el sitio idóneo para resguardarse de temporales y ya de paso dar un seguro escondrijo a piratas y contrabandistas, un lugar perfecto para campar a sus anchas. Con el paso del tiempo también fueron muchos los refugiados que llegaban a Tai O escapando de la China comunista con la intención de pedir asilo político al Hong Kong británico.

Pero hoy en día no queda nada del Tai O de antes, dejó de ser un lugar anárquico y pendenciero para convertirse en una pequeña aldea de pescadores, un idílico remanso de paz alejado del bullicio y el frenético consumismo de Hong Kong. Un pueblo donde apenas existe el tráfico rodado y sus habitantes siguen moviéndose en bicicleta. Un lugar de estrechas callejuelas que todavía no han sido conquistadas por franquicias como Mc Donalds o Starbucks, las cosas se siguen comprando en antiguos colmados y la gente local se sigue reuniendo para charlar en las típicas casas de té chinas de toda la vida. A los tanka les gusta vivir como lo hacían sus antepasados, y siguen manteniendo su esencia y su modo de vida tradicional.


Lo que más llama la atención nada más llegar al pueblo es la forma de sus viviendas, sencillas casas en forma de palafitos construidas sobre pilares y estacas encima de los canales, les gusta vivir cerca del mar y allí mismo atracan sus embarcaciones para salir a pescar. Una especie de Venecia china, pero totalmente alejada de lujos y marabuntas de turistas. Es una maravilla pasear entre los canales y sus habitantes, observar su forma de vida, sus humildes hogares y su tranquila vida cotidiana. Aunque a decir verdad tanta tranquilidad ha hecho que los jóvenes tanka encuentren su pueblo algo aburrido y muchos deciden abandonar el pueblo y buscarse la vida en el gran Hong Kong. Llama la atención la avanzada edad de la mayoría de los habitantes de Tai O.

Desgraciadamente, como ocurre en otros lugares del planeta, la pesca artesanal está disminuyendo a pasos agigantados en la zona de Tai O debido a las grandes compañías pesqueras y sus gigantescas flotas que arrasan todo lo que se mueve en el mar. Barcos pesqueros de alta gama y la tecnología más moderna obtienen fácilmente los permisos necesarios para esquilmar el Mar del Sur de China y llenar de pescado fresco los restaurantes de Pekín o Shangai sin importarles un pimiento la tradicional forma de vida de los tanka.


En Tai O tampoco hay muchos alojamientos para el turismo, tan sólo un par de pensiones en la parte vieja del pueblo con unas pocas habitaciones que suelen estar vacías. La mayoría de los visitantes foráneos llegan a la aldea después de visitar el monasterio de Po Lin y su gigantesco Buda sobre una colina situada a unos veinte minutos en autobús. Pasan unas horas relajándose, dando un paseo o comiendo en algún restaurante cercano al puerto antes de regresar a la mega urbe de Hong Kong. Son muy pocos los que suelen quedarse a pasar la noche en Tai O.

Supongo que el motivo por el cual Tai O ha perdido su aislamiento es que está ubicado en la isla de Lantau, de no ser así seguiría siendo esa pequeña y escondida aldea tanka de hace muchos años. Pero Lantau hoy en día está comunicada con la península de Kowloon por un puente y una línea de tren, y un par de ferrys llevan y traen gente de la isla de Hong Kong cada veinte minutos. Y aunque la mayor parte de Lantau siga siendo virgen y montañosa tiene lugares claves para atraer a miles de turistas. Desde el aeropuerto internacional hasta el monasterio budista de Po Lin antes mencionado, pasando por el mayor parque de atracciones de Disneyland en toda Asia.


Caminando por las estrechas calles de Tai O y cruzando sus pequeños puentes sobre los canales encontraremos cantidad de tiendas y pequeños restaurantes vendiendo las deliciosas especialidades tankas, pescado seco, bolas fritas de arroz glutinoso con sésamo y cacahuetes o tortas de gambas y enormes ostras frescas, todo ello preparado con productos locales. Algunos pescadores también llevan turistas en sus botes para ver los delfines blancos que abundan durante todo el año en su bahía.

Y en una pequeña plaza se encuentra el templo Hau Wong, no es que llame mucho la atención por su arquitectura o decoración, pero es el templo más antiguo de las islas, construido en el siglo XVII sirvió de hogar a la guardia del joven emperador chino de la dinastía Song exiliado en Hong Kong durante aquella época. Otro curioso lugar en la aldea es una verdadera escuela de artes marciales Shaolin, dicen que el propio Bruce Lee pasó muchas horas aquí entrenando y meditando.



miércoles, 26 de noviembre de 2014

WHITE ISLAND, UNA MAS DE LAS 7.107 ISLAS FILIPINAS


Dicen que Filipinas tiene 7.107 islas, y eso le convierte en el segundo país con más islas del planeta, después de Indonesia. Necesitaría más vidas para poder visitar todas, pero hasta el momento no me ha defraudado ninguna de las que voy conociendo. Este es un archipiélago con una gran variedad de contrastes, desde playas paradisíacas de aguas cristalinas y arrecifes de coral hasta cordilleras montañosas y junglas impenetrables, pasando por cantidad de idiomas, rasgos físicos y etnias tribales. Y es todo un placer para la mente y el cuerpo sentirse rodeado del Océano Pacífico y los mares de Filipinas, del Sur de China, Sulu, Célebes o Bohol.

Pero reconozco que todavía me sigue pareciendo curioso eso de las 7.107 islas, un dato que tanto repiten los pinoys e incluso aparece en las letras de algunas de sus canciones populares. ¿Será cierto?, ¿con exactitud?, imagino que sí porque hoy en día con los satélites y demás ha cambiado y mejorado mucho la forma de cartografiar el mundo, hace ya siglos que desaparecieron los antiguos exploradores y con ellos sus preciosos mapas dibujados a mano y en tinta.

El caso es que en cualquier isla que estoy siempre me veo rodeado de otro montón de islas, islitas, islotes o peñascos. Unas pocas habitadas por seres humanos y el resto tan sólo por animales. Y entonces me pregunto a mí mismo si estarán entre esas 7.107 o no. Y entre todas las respuestas que ha obtenido mi curiosidad me quedo con la que me dio un pescador palaweño. Según su teoría, sólo están entre las 7.107 islas aquellas con nombre, las que no hayan sido bautizadas se quedan fuera, así como las que aparecen y desaparecen, sí, lo que oís, esta es otra más de las leyendas tradicionales filipinas, por lo que me han contado tienen alguna isla fantasma, tipo San Borondón en Canarias.


Así que voy a dedicar este post a una de las pequeñitas. Es fácil encontrar información de las islas más conocidas o de los destinos turísticos principales del archipiélago, pero nadie habla de esas islas diminutas que sin ser tan famosas gozan de un encanto especial. Para que no se sientan tristes voy a aportar mi granito de arena y rendir homenaje a una de ellas, White Island, ya que tiene nombre supongo que formará parte de las 7.107.

White island se encuentra en el mar de Bohol, a casi una milla al norte de Camiguin, una isla volcánica repleta de montañas y jungla perteneciente a la región de Mindanao. Y más que una isla se podría decir que es un médano, una barra de arena blanca rodeada de un arrecife de escasa profundidad y cristalinas aguas turquesas. Cambia de forma unas cuantas veces al año, dependiendo de mareas y vientos. Se puede llegar hasta ella a nado, pero mejor contratar los servicios de una bangka que te dejará en la isla y te recogerá cuando desees.

Su escaso tamaño recuerda a esas pequeñas islas que suele dibujar el gran Forges en sus viñetas, pero en White Island no hay ningún náufrago y ni siquiera una palmera, sólo arena blanca y coral. Imprescindible llevar protección solar, gafas de sol y algo que proteja nuestra cabeza, estamos hablando de una isla tropical y aquí el astro rey achicharra de lo lindo. Un poquito de comida, agua, un libro, unas gafas de bucear y ya está, eso es todo, a disfrutar del día y de la vida.


Debido a la escasa profundidad de su arrecife es un lugar ideal para practicar snorkel, pasaremos horas sin darnos cuenta nadando entre corales de todos los colores y viendo estrellas de mar, tortugas, peces payaso, barracudas y hasta algún pequeño e inofensivo tiburón. Y mientras descansamos en la arena podemos disfrutar de unas vistas espectaculares de la isla de Camiguin y sus volcanes.

Por otro lado no será nada fácil tener la islita para nosotros solos. no es que vayan muchos turistas a Camiguin, pero al final todos acaban visitando White Island, sobre todo al acabar el día cuando no hace tanto calor y comienza la puesta de sol cayendo a saco sobre el mar de Bohol. Algunos habitantes de Camiguin también han sabido sacar partido a su pequeño médano y día a día montan un chiringuito donde no faltan cervezas frías, algo de comer y alquilan sombrillas para aguantar el solajero.



miércoles, 29 de octubre de 2014

LANZONES FESTIVAL




Durante la tercera semana de Octubre se celebra cada año en la isla filipina de Camiguin el Lanzones Festival. Como su propio nombre indica, esta celebración rinde tributo y agradecimiento a los lanzones, una fruta tropical que crece en todo el sudeste asiático y en Camiguin supone el sustento económico de gran cantidad de familias.

Los lanzones crecen en árboles que pueden llegar hasta los treinta metros de altura. Sus racimos son cogidos a mano por gente que trepa por el tronco sin ningún tipo de protección, utilizando tan sólo sus manos y pies. Un trabajo peligroso y lleno de riesgos, no entiendo cómo pueden vender esta fruta por menos de un euro el kilo.

Tras pelarlos y quitar su áspera piel nos encontraremos media docena de gajos de un color traslucido y un exquisito sabor fresco, dulce y jugoso. Las semillas interiores son muy amargas, así que mejor no tragarlas. Los lanzones de Camiguin tienen una fama especial entre el resto del archipiélago filipino y otros países de la zona, esta es la causa de que su producción sea tan elevada y se exporten a cantidad de lugares. Dicen que son los más dulces de todo el sudeste asiático.

Por este motivo y por lo que supone para la economía de Camiguin se celebra esta fiesta, pero el Lanzones Festival tiene su origen en una curiosa leyenda, otra más de las muchas que sigue manteniendo la tradición oral filipina. Siempre me ha encantado observar esos humildes barrios filipinos donde nadie ve la televisión por falta de electricidad y los viejos cuentan historias fascinantes a los niños, que escuchan al orador boquiabiertos sin interrumpirle una sola vez.




Cuenta la leyenda que una encantadora pareja de Camiguin estaba felizmente casada pero por mucho que lo intentaban no habían podido tener hijos, una desgracia en un país donde el mayor deseo de sus habitantes es formar una familia. Un buen día decidieron acudir a un árbol de lanzones para pedir a su espíritu su protección y ayuda para que la chica quedara embarazada. Y al cabo de nueve meses de esa visita la mujer dio a luz un niño sano y hermoso.

La pareja recuperó la felicidad mientras veía crecer a su retoño, pero un día pasó cerca de su casa una aswang, una bruja filipina, y tras echar un mal de ojo al bebé éste cayó al suelo fulminado e inconsciente. Ningún médico ni curandero de la isla supo qué enfermedad sufría el niño, y por mucho que lo intentaran nada podían hacer por salvar su vida.

Y de pronto la pareja recordó que tras el nacimiento de su hijo nunca habían vuelto a aquel árbol para dar gracias al espíritu por su ayuda. Corrieron a la jungla para buscarle y le encontraron descansando en el mismo árbol donde un año antes habían hablado con él. Le pidieron disculpas por haberse olvidado de agradecerle su favor y entre lágrimas le explicaron la situación de su hijo y le rogaron que hiciera algo para curar esa extraña enfermedad. En ese mismo instante el bebé volvió a la vida.

Cuando la pareja regresó a su hogar y encontró a su hijo tan sano y lleno de vida como antes de la visita de la aswang se organizó una gran fiesta en el barrio, familiares y vecinos se acercaron a visitar al niño y durante una semana no faltaron comida, bebida, música y bailes tradicionales. Al cabo de un año se volvió a celebrar otra fiesta en tributo al espíritu de los lanzones, y así año tras año hasta ahora.




Este año no hemos querido perdernos el Lanzones Festival, teníamos previsto pasar unas semanas en Camiguin y pensamos que sería perfecto venir este mes, cuando se celebra la fiesta. Y la verdad es que no nos ha defraudado, durante una semana esta isla cambia su cotidiana tranquilidad por el desmadre general. Una especie de mezcla entre tradiciones indígenas y un carnaval brasileiro, debido sobre todo a los disfraces de la gente y a las batucadas que no paran de sonar.

La mayoría de las actividades del festival tienen lugar en Mambajao, la capital de la isla. Allí se concentran los chiringuitos de comida y bebida, los puestos de venta de frutas, verduras o artesanía local, y atracciones para la chavalería como la noria y hasta el tren de la bruja. También se monta una zona para las verbenas nocturnas donde las actuaciones musicales y el bailoteo no cesan hasta que amanece.

Y en estadio de fútbol se celebra lo más importante del festival. Los concursos de la reina de los lanzones y unas espectaculares actuaciones sincronizadas donde los chavales de la isla, representando a sus escuelas, organizan unos preciosos mosaicos a través de sus bailes y disfraces llenando el lugar de música y un colorido alucinante.

Pero la fiesta no acaba en Mambajao, todos los vecinos de la isla colaboran para adornar sus pueblos y barrios con guirnaldas y se reparten lanzones en cada esquina. Por cada lugar que pases siempre habrá una cuadrilla que te invitará a compartir con ellos unos tragos de ron, comer algo o bailar un rato al son de guitarras y batucadas. Los habitantes de Camiguin son conocidos por trabajar duro en la mar o en el campo, pero al menos durante la semana del Lanzones Festival las obligaciones pasan a un segundo plano.