viernes, 9 de octubre de 2009

POKHARA



Ya hice una pequeña mención de Pokhara diciendo que es un precioso pueblo enclavado en un valle entre el lago Phewa y la cordillera de los Annapurnas, en el Himalaya. Y ya llevo once días aquí, así que podéis imaginar que estoy muy a gusto. El ritmo de vida es mucho más relajado que el de Kathmandu y como yo no soy muy urbanita estoy en mi salsa.

Es cierto que algunos viajeros se quejan de una infraestructura excesivamente turística, pero quien dice ésto es gente que sólo viene dos o tres días de paso y no salen de la zona del Lakeside, la calle principal en la ribera norte del lago, llena de hotelitos, tiendas de artesanía tibetana, de material de montaña, agencias de excursiones, restaurantes de cocina internacional, cibercafés, barberías, librerías, etc., etc. Que haya una zona así es del todo lógico, en estos países pobres que un punto en concreto sea elegido por miles de turistas para disfrutar sus vacaciones (sobre todo montañeros, parapentistas y amantes del rafting y kayak en aguas bravas) supone una especie de lotería en la que todos los lugareños quieren llevarse su pedazo de tarta. Así todo, también me gusta a mí de vez en cuando pegarme un lujo occidental y comer en un buen sitio decorado con gusto y escrupulosamente limpio o tomar un par de cervezas en un local escuchando jazz en directo. La verdad es que estos sitios tienen unos precios absolutamente prohibitivos para el nepalés medio, pero para nosotros sigue siendo un verdadero chollo.



Y nada más alejarte un poco del Lakeside te encuentras con el auténtico Nepal. Por un lado está el casco viejo, un hervidero de gente y una joya arquitectónica medieval llena de casas newar de ladrillo y ventanas de madera tallada que siguen milagrosamente en pie. Está también el río Seti, lo mismo aparece al nivel de las calles que se pierde en profundas gargantas hasta descansar en alguna poza donde es un placer darte un chapuzón en las heladas aguas que bajan del Himalaya, te deja como nuevo. Y en las afueras te puedes encontrar templos, cuevas, cascadas, arrozales y aldeas tibetanas o newar donde sus encantadores habitantes te saludan con una sincera sonrisa deseosos de charlar contigo, sin otra pretensión que pasar el rato y saber un poco más de nuestro extraño y ajetreado mundo. En muchos de estos pueblitos es raro encontrar un turista.

Y así, tranquilamente van pasando los días y este lugar me va atrapando, pero por otra parte sigo preparando el cuerpo y la mente para afrontar mi trekking por los Annapurnas, creo que comenzaré a caminar el próximo martes, en un par de días subiré un post que explicará más o menos lo que pretendo hacer. De momento tenemos un tiempo espléndido y parece que va a seguir. Durante dos días seguidos no dejó de llover un sólo instante, en el oeste del país murieron cincuenta personas a causa de corrimientos de tierra y no ha sido más que una pequeña noticia de la que ya ni se habla, qué poco vale una vida en algunos sitios.

1 comentario:

markapinrel dijo...

Vamos a por esos annapurna champion!!!!. Pero no te nos congeles por las alturas eh.
Que hariamos nosotros sin tu boletin informativo mundial....