jueves, 1 de octubre de 2009

LOS NIÑOS DE LA CALLE



Aparte de lo fascinante y exótica que pueda ser una ciudad como Kathmandu, tiene lógicamente sus aspectos negativos. Del tráfico y la polución ya hablé hace unos días, también está la suciedad, la porquería y la cantidad de basura que se ve por todos lados.

Y luego hay otras cosas que hacen que se te encoja el alma. Por ejemplo, algún leproso que se acerca a pedirte unas rupias mostrando sus muñones, muchos turistas pegan un respingo cuando ven a uno, todavía no deben saber que la lepra no es contagiosa.

Pero a mí lo que más me ha impactado son los niños sin hogar, pequeños grupos de mocosos harapientos y llenos de mugre de entre unos cinco y doce años de edad que viven en la calle. Suelen dormir en la entrada de algún templo, quizás para tener protección divina, y se pasan el día esnifando bolsas de plástico con pegamento o garrafas de disolvente, que les embota las cabeza y les calma el hambre y el sueño.

Cerca del hotel donde me hospedaba había un pequeño templo medieval dedicado a Ganesh (ese dios hindú con cabeza de elefante) donde se concentraban varios de estos críos. Los primeros días revoloteaban a mi alrededor, -"Namaste, namaste sir, one rupie, one rupie please"-, -"Noooo, no rupies...-", decía yo. Con el paso de los días me iban ignorando, sólo algún saludo o una pequeña broma.

Durante mi última noche en Kathmandu decidí hacer algo por ellos, no les iba a dar ninguna rupia pero pedí en la cocina de mi hotel que me prepararan unas raciones de "daal bhat", el plato típico nepalés, sopa de lentejas, arroz y unas cuantas verduras, normalmente espinacas, pepino y calabacín, esta buenísimo. Y me dirigí al templo para entregar la comida a los chavales.

Para mi sorpresa la mayoría de ellos pasó olímpicamente de la comida, estaban tan drogados que parecían zombies, por la noche es cuando más esnifan para caer dormidos. Sólo uno se acercó, el más espabilado, y se le abrieron los ojos como platos cuando vio la comida. Era muy vivaracho y comenzamos a charlar un poco mientras comía, entonces salió a relucir mi vena reportera y le hice una pequeña entrevista. El chaval se defendía de maravilla en inglés y a continuación os transcribo más o menos nuestra conversación.

-¿Cómo te llamas?-
-Indra-
-¿Cuántos años tienes?-
-Diez-
-¿De dónde eres?-
-De Nuwakot-
-¿Y qué haces en Kathmandu?-
-Vivo aquí-
-Ya, ya lo veo, vives en la calle, ¿no tienes familia?-
-Me fui de mi casa, mi padre estaba siempre borracho y nos pegaba una paliza un día sí y al otro también. Mi hermano mayor trabaja en la India, pero no se donde y mis hermanas se casaron y ahora pertenecen a otra familia-
-¿Y tu madre?-
-Creo que murió el año pasado, mi padre la pegaba mucho-
-¿Cuándo dejaste tu casa?-
-A los seis años-
-O sea, llevas cuatro años en la calle... y nunca has ido al colegio, claro-
-No-
-¿Sabes leer y escribir?-
-No-
-¿Y dónde has aprendido ese inglés tan bueno?-
-Ja,ja, gracias señor, aquí en la calle, Thamel es la mejor escuela de idiomas del mundo-
En este punto de la charla Indra mostraba un desparpajo increíble, no parecía que estuviera hablando con un crío de diez años.
-¿Y no os ayuda nadie?-
-No, la policía nos pega si nos ve entre los turistas, lo único algún vecino que a veces nos da algo de comer, sobre todo cuando hay una ceremonia importante en el templo y cosas así-
-Pero hay organizaciones que se dedican a ayudar a niños como vosotros, ¿no?-
-No sé... yo prefiero vivir en la calle-
-¿Y nunca piensas en el futuro?, no sé, cuando seas mayor no querrás seguir en la calle-
-Mi futuro es mañana, señor-
-¿Y qué piensas hacer mañana?-
-Cada día cuando me despierto pongo una ofrenda a Ganesh para que me proteja, después voy a una gasolinera de aquí al lado y con un trapo recojo restos de gasolina de los surtidores o de algún charco para esnifar, luego me reúno con mis amigos en Thamel y sacamos algunas rupias a los turistas-
-¿Y conseguís muchas rupias?-
-Bueno, unos días más y otros menos, las que más dan son las señoras mayores americanas y canadienses, y los que menos los hippies mochileros como tú, ja,ja-
-Oye tú, que yo no soy ningún hippie y mira el banquete que te estás pegando...-. Daba gusto ver a ese niño comiendo y gastándome bromas, por lo menos en esos instantes parecía que disfrutaba un poco de la vida.
-¿En qué gastáis las rupias que sacáis en un día?-
-En disolvente y pegamento-
-¿Y la comida?-
-Solemos recoger las sobras de algún restaurante... y tú, ¿qué piensas hacer mañana?-
-Mañana salgo temprano a Pokhara-
-Yo nunca he estado en Pokhara-

Cuando Indra terminó con todo el daal bhat se quedó un largo rato callado, con expresión triste, mirando al vacío con los ojos vidriosos, no sé si por el colocón que llevaría encima o por haber rememorado a través de ese diálogo su corta y miserable vida. Yo también me sentía un poco mal, después de todo quién era yo para remover la mierda de aquel crío, y además con qué objeto, ¿sólo para satisfacer mi curiosidad de acomodado occidental?.

Al día siguiente dejé mi habitación sobre las seis de la mañana para tomar el bus que me llevaría a Pokhara, y cuando abrí la verja exterior del hotel allí estaba Indra, firme como un poste, se había puesto ropa más o menos limpia, no sé de dónde la habría sacado, aunque seguía descalzo, y se había remojado y peinado el enmarañado pelo que lucia la noche anterior. Unicamente estaba allí esperando para ponerme una marca de tika en la frente y desearme buen viaje a Pokhara. Nunca olvidaré a este chaval.

Dentro de un mes más o menos tengo que volver a Kathmandu a tramitar mi visado para entrar en la India. Quiero aprovechar esos días para contactar con alguna asociación de las que ayuda a estos críos, ver sobre el terreno como trabajan y quizás echar una mano. Todo lo que podamos hacer por estos niños es poco.

Bueno, y como supongo que la lectura de este relato os habrá dejado un poco tristes, mirad la foto de abajo para levantar el ánimo. Es la vista que tengo desde mi cama en Pokhara, lo primero que veo nada más despertarme. El pico de la izquierda es el Annapurna IV (7525m), después está el Annapurna II (7939m) y la derecha los Lamgunj. Bonita vista para empezar la mañana, ¿verdad?

9 comentarios:

markapinrel dijo...

Tristeza por los niños si que da pero esas cosas hay que verlas (enfrente de tus narices mejor)para asi saber que eso esta ocurriendo realmente, que asi se despierte nuestra "mente caritativa acomodada" y hacemos algo. A ti ya te apetece no?. Magnifico el annapurna....a por el!!.

markapinrel dijo...

Se me olvido antes recordar al montañero navarro Iñaki Ochoa De Olza que fallecio de un edema cerebral y pulmonar el año pasado a 7400m., ya casi en la cima del Anna, la montaña que hubiera sido su 13 ochomil.
Un saludo

Anónimo dijo...

uf oskar que mal cuerpo se me ha quedado.....espero pronto algo mas alegre!!!
gorantziak, ta besarkada bat!!
kerman.

Unbilletedeida dijo...

Tienes razón Marcos, curiosamente el otro día mirando las montañas me acordé de Iñaki y pensé "joder, allí seguirá el cuerpo de ese tío...". Ahora anda por aquí Edurne Pasabán, está en el campo base del Shisa esperando buen tiempo para intentar hacer cumbre, parece que subirán sobre el día 9 a la cima del que sería su 13º ochomil. ¡Suerte Edu y sobre todo vuelve sana!, eman eurre!!!
Kerman, me imagino como te sentirás pero recuerda que tú eres de los que siempre me dicen que ponga algo negativo de mis viajes. El próximo capítulo promete ser más cachondo. Besarkada bat!

CHURCHIS dijo...

Ese oscar reverte bueno bueno bueno,por fin nos volvemos a pegar un viaje por el mundo, gracias por contarnoslo y divertirmos con tus andanzas,un abrazo,CAPITAN.

begonia dijo...

Hola Oscar!!! apa kabar?
Uhhhhhhhh la verdad que a mi me ha "gustado" el relato de Indra, uhhh imagino que ese momento cuando lo vistes a la mañana ahi esperandote para despedirse de ti tuvo que ser un momento muy especial y de esos que se quedan en el corazon.......
Te animo a que visites algunas de las ONG que trabajan alli con niños para que nos cuenten como funcionan o lo que hacen, porque realmente leer todo el tema de la droga y de como sobreviven en la calle sin nada es triste y te salen un monton de dudas de si existen ONG que trabajen con estos niños............
Dios mio que mal repartido esta el mundo no???
Un abrazo desde Ubud

david dijo...

perfecto ke nos des una de cal y una de arena en tus post. éswte me ha parecido muy bueno. por cierto ya ke homenajeamos a montañeros muertos..un recuerdo para mi amatxu, tu tía Blanka Kroebel. Seguro ke está vigilando tu viaje desde arriba. musussss.
david aizpuru kroebel

Anónimo dijo...

No me da tiempo a leer todo lo que escribes con la tranquilidad que se merece, con un buen café, será el stress del mundo en el que vivo así que voto por que este blog se convierta en un libro de viajes!!
PAra mi lo más duro de estos viajes a otros países menos desarrollados que el nuestro es la infancia, es algo que en mi último viaje a Mexico también pude apreciar, pero siempre es bueno que nos recuerden que existe

Ibone

JuanMiX dijo...

un poco fuerte como la vida misma,,, tu a disfrutar, saludos desde la civilizacion donde llevamos casi 2 meses de verano total. ANIMO . nos encanta tu narrativa.