lunes, 30 de noviembre de 2009

PASHUPATINATH: TEMPLOS, CREMACIONES Y SADHUS



Pashupatinath es el mayor templo hinduísta de Nepal y uno de los más importantes de todo el subcontinente indio. En realidad más que de un templo se trata de un conjunto de ellos situados en torno a ambas riberas del río Bagmati donde diariamente se celebran cantidad de cremaciones. Todo ésto hace que siempre se encuentre abarrotado de fieles, peregrinos y turistas sacando fotos aquí y allá. También es un lugar de concentración de sadhus, los hombres sagrados hindúes que más allá de la peregrinación buscan la iluminación a través del ascetismo y la ruptura con cualquier atadura material. Viven en cuevas, bosques o templos y dedican practicamente todo el dia a la meditaición.



En la mayoría de estos templos sólo se permite la entrada a los hindúes, pero bueno, a mí me interesa más el ambientillo que se forma en sus alrededores y es un placer dejarte llevar por la marabunta de fieles que por allí transita. Y por supuesto lo que más morbo me daba era ver alguna cremación, sí, ya sé que es un poco macabro pero ya que estamos aquí habrá que empaparse de la cultura de esta gente.

Y la verdad es que ver una cremación da respeto, estás viendo en vivo el momento en el que un espíritu abandona su cuerpo, su materia, o dejando el lenguaje místico ves como un cuerpo humano se achicharra, y joder, ésto impone un poco, sobre todo cuando viene la humareda encima tuyo y huele a cuerno quemado. Yo me situé en la ribera opuesta y saqué alguna foto disimulando, pero hay cada guiri que es de dar de comer aparte, se meten en mitad de la familia a tomar imágenes y parece que no se dan cuenta que es un momento doloroso para ellos, están despidiendo a un ser querido.



Después de dar un largo paseo y ver un par de cremaciones me senté en una escalinata a descansar un rato, pero justo al lado había un sadhu que me invitó a sentarme con él. Hay muchos jetas que ni siquiera son auténticos sadhus, simplemente se disfrazan para sacar unas rupias a los turistas posando para sus fotografías. Sin embargo, éste parecía auténtico, no me pidió fotos ni rupias, sólo quería charlar así que accedí y me senté junto a él.

Parecía bastante joven para ser sadhu, pero no sabría decir su edad porque era un sadhu naga, de los que van desnudos con todo el cuerpo cubierto de ceniza blanca, casi no puedes adivinar sus facciones ni sus rasgos. Se llamaba Ram y me contó que llevaba ya unas semanas sin moverse de aquel sitio, allí tenía sus cuatro cosas y dedicaba casi todo el día a la meditación, alimentándose unicamente de agua, fruta, leche y hachis. Dicen que la diosa Shiva le pegaba al peta de lo lindo y los sadhus se lo han tomado al pie de la letra.



En un momento hizó un pequeño fuego con algo de leña y calentó un perolo de leche para los dos. La verdad es que estaba super agría y sabía a rayos, pero bueno, había que aceptar su hospitalidad. Y de postre preparó un enorme shilum de charas (una pipa de hachis) y me lo dió a encender, bueeeeno, habría que darle un par de caladas para no quedar mal. Después el tío empezo a hablarme de lo divino y lo humano hasta que a los cinco minutos me disculpé y le dije que tenía que seguir mi camino, entre la leche, las caladas de la pipa y el tufo a carne quemada que venía de las cremaciones me estaba entrando una pájara de narices, necesitaba aire urgentemente.

Cuando llegué al hotel me olía la ropa como si hubiera asistido a una barbacoa humana, mandé lo que llevaba encima a lavar y me metí debajo de la ducha un buen rato. Para más inri el agua estaba helada, se había ido la luz, uno de los más que frecuentes apagones de Nepal, pero por lo menos conseguí quitarme de encima aquella sensación.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¡QUE VIENEN LOS MAOISTAS!



Hace un par de días recibí un correo de un amigo que estaba algo preocupado sobre las convulsiones políticas de Nepal durante estos días, me decía que había escuchado que el gobierno estaba paralizado, Kathmandu bloqueado, que los maoistas estaban a punto de volver a las armas y la guerra civil era inminente. No sé que información estará llegando a Occidente, me imagino que la maquinaria neo-liberalista que controla el mundo como si fuera el juego del monopoly habrá puesto a trabajar todos sus medios de comunicación para alertarnos de la plaga comunista que quiere acabar con ese "mundo libre" establecido por el tío Sam y sus afines. Pero podéis estar tranquilos porque el único peligro real que veo actualmente por aquí es darte una leche mortal viajando en autobus o ser atropellado por una moto en plena calle.

Es cierto que hay tensiones y no voy a daros ahora una clase de historia política nepalesa porque no acabaría nunca, para eso podéis recurrir a la Wikipedia donde está todo muy bien documentado. El caso es que durante los últimos siglos Nepal vivió bajo el yugo de una monarquía parasitaria que vivía a todo trapo sin preocuparse demasiado de las necesidades de su pueblo. Disolvían el parlamento o lo restauraban según el humor con el que se levantaban ese día, e incluso había muchas rencillas entre los miembros de la familia real. En 2001 un principe llegó a palacio con un pedo monumental y se cargó a tiros a casi todos los miembros de su familia antes de suicidarse. Todos sospecharon que se trataba de un montaje perfectamente calculado por el nuevo rey.



Pocos años antes, en 1996, los maoistas habían declarado "la guerra del pueblo", exigiendo la supremacía civil. Las escaramuzas entre los guerrilleros y el ejercito gubernamental duraron diez años y una vez llegado el acuerdo de paz se celebraron unas elecciones democráticas el año pasado donde los maoistas arrasaron en las urnas y formaron un gobierno de coalición con otras fuerzas políticas. Sobre la marcha se abolió la monarquía (a ver si tomamos nota), se acabo con siglos y siglos de estancamiento social, político y económico en un pais que veía como seguía viviendo en la edad media mientras que sus vecinos indios y chinos despegaban a pasos agigantados en el panorama mundial.

El siguiente paso que intentaron dar los maoistas fué declarar estados autónomos para descentralizar el poder concentrado en el valle de Kathmandu y repartir un poco los presupuestos del estado en las zonas rurales donde son practicamente inexistentes las inversiones en sanidad, educación o infraestructuras. También quisieron cesar al siniestro jefe del ejército contra el que habían estado luchando durante diez años. Pero estos asuntos fueron abordados con muchas reticencias entre los demás miembros de la coalición, y tras unas cuantas artimañas consiguieron sacar del gobierno a los maoistas hace seis meses. Logicamente, éstos andan bastante cabreados, hace un año ganaron de calle las elecciones y ahora se ven fuera el parlamento.

Y el pueblo nepalés ve como sus ilusiones y expectativas han caído en saco roto, el gobierno actual no mueve ficha y el país continúa con sus problemas crónicos. Así que los maoistas han establecido un calendario de protestas y se han echado a la calle. Pero de momento lo han hecho de una forma festiva, hay manifestaciones, concentraciones, cortes de carreteras, pero todo ello rodeado de música, canciones, tenderetes de comida y mucha alegría. Han dejado claro que van a llevar a cabo sus reivindicaciones de forma pacífica, de momento claro, vamos a ver como responde el gobierno, por ahora se les ve un poco acojonados al ver la masiva respuesta popular al llamamiento de los maoistas.



El otro día tuve la suerte de asistir a una de estas jornadas de protesta en Pokhara. Me dirigía al casco antiguo en bicicleta cuando me crucé con una pareja de americanos que me dijeron: "No sigas, date la vuelta, están los maoistas". Parecía que habían visto al diablo en persona pero como podéis suponer no les hice ningún caso y me dirigí rápido al centro del cotarro. Como habían puesto una barricada aparqué mi bici un poco antes y fuí hacia ellos armado con mi camara de fotos, enseguida noté sus miradas clavadas en mí pero levanté el puño al más puro estilo Che Guevara y todos se pusieron a jalearme, ya me había ganado su confianza.

Al momento me ví totalmente rodeado por los manifestantes pero no pasaba nada, suponían que era algún periodista internacional y todo el mundo quería contarme sus problemas, el motivo de sus protestas e incluso sacarme a bailar con ellos. Me hablaban de sus necesidades urgentes, no entendían cómo todavía hoy en día mueren decenas de personas diariamente en la carretera, cómo sus hijos no pueden completar sus estudios, o cómo la mortalidad infantil del país está entre las más altas del planeta. Una señora me contó que su hijo de tres años había muerto deshidratado por una simple diarrea que ningún médico había tratado.

El momento más cómico del día tuvo lugar con un policía. Quise seguir a un par de fotógrafos y a un cámara de televisión que se habían subido a un muro de un cuartel para tener mejores imágenes. De repente me vino el tío y me pidió un carnet de prensa, le saqué de la cartera el de patrón de embarcaciones de recreo y se quedó tan ancho, "Ok, ok, no problem". En fin, que ya véis que los temidos maoistas no son ningún ejército de orcos ni nada por el estilo, simplemente son el pueblo, un pueblo encantador que tiene unas aspiraciones totalmente legítimas; cuando la sociedad habla hay que escucharla y más si son una inmensa mayoría. A mí personalmente me han caído muy bien.

jueves, 12 de noviembre de 2009

LA MAGIA DEL HIMALAYA



Llevo ya un tiempo sin actualizar este blog pero espero que me sepáis perdonar, estos días han transcurrido entre largas jornadas de descanso en Pokhara y alguna que otra celebración con compañeros del camino que hemos ido coincidiendo por aquí. Después de la batalla se agradecen esas veladas alrededor de una buena cena, cervezas frías y grata compañía recordando momentos pasados y charlando sobre futuros proyectos. También he pasado un par de días doblado debido a algo que comí en mal estado, ya sabéis las consecuencias de una intoxicación alimenticia así que no voy a entrar en detalles escatológicos.

Por otra parte reconozco que no he encontrado la inspiración necesaria para plasmar aquí todo lo vivido esas semanas en la montaña, tengo tantos recuerdos en la memoria, tantas imágenes en la retina, tantas vivencias, tantas sensaciones...que no sé ni por dónde empezar, ni cómo hacerlo de una forma ordenada o concisa para no aburriros.

Pero bueno, mis dedos tienen que empezar a fluir por este teclado y ahora, después de cenar, calentito en mi habitación y escuchando a Charlie Parker creo que es el momento idóneo para soltarme un poco.



En primer lugar quisiera agradecer esta experiencia a la propia montaña, estoy seguro que parte de la fuerza que he necesitado para seguir arriba día a día hasta cruzar el Thorung La me la han dado esas cumbres, su constante presencia encima tuyo es algo indescriptible, te empuja a seguir, a adentrarte más y más, poco a poco. Hubo alguna noche dura, bajo cero y durmiendo a veces en un chamizo hecho de tablas con un simple catre donde entraba el frío por todas las esquinas y hacía casi la misma temperatura que en el exterior. Pero llegaba el alba y todo cambiaba, unos amaneceres con un sol radiante, ni una nube, nada de contaminación, podías percibir hasta las diferentes texturas de los picos más altos según fuera incidiendo en ellos la luz del sol, y llegaba el calorcito, y se te cargaban las pilas, y decías...¡vamos para arriba!.

Uno de los momentos especiales del día era antes del amanecer, personalmente nunca había visto algo así. Cuando el cielo todavía está oscuro las montañas más altas ya empiezan a recibir la luz del sol y el contraste es espectacular, la noche todavía parece cerrada mientras que las cumbres resaltan como enormes moles fosforescentes. Lo descubrí por primera vez una noche cuando salí de la habitación a hacer un pis y me quedé atontado mirando aquello sin poder apartar la vista hasta que amaneció.



Y también está el silencio, el maravilloso y sobrecogedor slencio de la montaña, tanto que a veces asusta, sobre todo cuando estás a cinco mil metros. Todo lo que tu vista alcanza es naturaleza en estado puro, mires donde mires sólo ves picos nevados, glaciares, valles, ríos...y lo único que oyes es tu respiración, y si la aguantas un poco ni siquiera eso, silencio total, ¡es acojonante!. Y el color del cielo limpio a esa altura también es diferente, se nota que estás muy arriba, algunos dicen que es azul cobalto, no tengo ni idea cómo es el cobalto, pero es un azul precioso.

Y no podemos olvidar que estamos hablando del Himalaya, desde el primer día recorres los mismos caminos que se han venido utilizando durante siglos como rutas comerciales entre el subcontinente indio y China, el Tibet, los valles del Dolpo y del Alto Mustang, lugares míticos donde se pagaba el peaje de la ruta de la sal, senderos transitados por comerciantes, nómadas o hasta por las tropas de Gengis Khan.

Y más, muchas cosas más, desde las diferentes aldeas hasta sus pobladores y los compañeros de excursión que he ido conociendo por el camino, pero ya hablaré otro día de los aspectos más concretos de este trekking. En este capítulo tan sólo he hablado un poco de mis sentimientos durante esos días, de lo que me llegaba dentro, en definitiva de la magia del Himalaya.

lunes, 2 de noviembre de 2009

SIN PALABRAS













Aquí tenéis unas cuantas imágenes del día crucial del trekking, la ascensión desde 4500 hasta los 5400 metros del Thorung La, temperaturas bajo cero, mucha nieve, y lo peor, mucho hielo. Ayer llegué a Pokhara y fué como llegar a casa, me quedaré unos días por aquí de relax total y ya iré contando las sensaciones de esta gran experiencia.