jueves, 12 de noviembre de 2009

LA MAGIA DEL HIMALAYA



Llevo ya un tiempo sin actualizar este blog pero espero que me sepáis perdonar, estos días han transcurrido entre largas jornadas de descanso en Pokhara y alguna que otra celebración con compañeros del camino que hemos ido coincidiendo por aquí. Después de la batalla se agradecen esas veladas alrededor de una buena cena, cervezas frías y grata compañía recordando momentos pasados y charlando sobre futuros proyectos. También he pasado un par de días doblado debido a algo que comí en mal estado, ya sabéis las consecuencias de una intoxicación alimenticia así que no voy a entrar en detalles escatológicos.

Por otra parte reconozco que no he encontrado la inspiración necesaria para plasmar aquí todo lo vivido esas semanas en la montaña, tengo tantos recuerdos en la memoria, tantas imágenes en la retina, tantas vivencias, tantas sensaciones...que no sé ni por dónde empezar, ni cómo hacerlo de una forma ordenada o concisa para no aburriros.

Pero bueno, mis dedos tienen que empezar a fluir por este teclado y ahora, después de cenar, calentito en mi habitación y escuchando a Charlie Parker creo que es el momento idóneo para soltarme un poco.



En primer lugar quisiera agradecer esta experiencia a la propia montaña, estoy seguro que parte de la fuerza que he necesitado para seguir arriba día a día hasta cruzar el Thorung La me la han dado esas cumbres, su constante presencia encima tuyo es algo indescriptible, te empuja a seguir, a adentrarte más y más, poco a poco. Hubo alguna noche dura, bajo cero y durmiendo a veces en un chamizo hecho de tablas con un simple catre donde entraba el frío por todas las esquinas y hacía casi la misma temperatura que en el exterior. Pero llegaba el alba y todo cambiaba, unos amaneceres con un sol radiante, ni una nube, nada de contaminación, podías percibir hasta las diferentes texturas de los picos más altos según fuera incidiendo en ellos la luz del sol, y llegaba el calorcito, y se te cargaban las pilas, y decías...¡vamos para arriba!.

Uno de los momentos especiales del día era antes del amanecer, personalmente nunca había visto algo así. Cuando el cielo todavía está oscuro las montañas más altas ya empiezan a recibir la luz del sol y el contraste es espectacular, la noche todavía parece cerrada mientras que las cumbres resaltan como enormes moles fosforescentes. Lo descubrí por primera vez una noche cuando salí de la habitación a hacer un pis y me quedé atontado mirando aquello sin poder apartar la vista hasta que amaneció.



Y también está el silencio, el maravilloso y sobrecogedor slencio de la montaña, tanto que a veces asusta, sobre todo cuando estás a cinco mil metros. Todo lo que tu vista alcanza es naturaleza en estado puro, mires donde mires sólo ves picos nevados, glaciares, valles, ríos...y lo único que oyes es tu respiración, y si la aguantas un poco ni siquiera eso, silencio total, ¡es acojonante!. Y el color del cielo limpio a esa altura también es diferente, se nota que estás muy arriba, algunos dicen que es azul cobalto, no tengo ni idea cómo es el cobalto, pero es un azul precioso.

Y no podemos olvidar que estamos hablando del Himalaya, desde el primer día recorres los mismos caminos que se han venido utilizando durante siglos como rutas comerciales entre el subcontinente indio y China, el Tibet, los valles del Dolpo y del Alto Mustang, lugares míticos donde se pagaba el peaje de la ruta de la sal, senderos transitados por comerciantes, nómadas o hasta por las tropas de Gengis Khan.

Y más, muchas cosas más, desde las diferentes aldeas hasta sus pobladores y los compañeros de excursión que he ido conociendo por el camino, pero ya hablaré otro día de los aspectos más concretos de este trekking. En este capítulo tan sólo he hablado un poco de mis sentimientos durante esos días, de lo que me llegaba dentro, en definitiva de la magia del Himalaya.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola de nuevo amante de la vida!!
Por mi parte gracias por pararte un rato en tu viaje, para contarnos tus sensaciones, estamos enganchados a tus notas, y somos muchos...eres conversacion en las sobremesas y nos tienes a todos enamorados con tus descripciones ESKERRIK ASKO MAITIA!....Un muxutxu gigante y a seguir bien. Cuidate esa tripita! Mele

V(B)iajero Insatisfecho dijo...

No tengo ni idea por qué recuperas estas reflexiones ahora, ni me importa. Pero se agradece, amigo. Un pronto, con lápiz y pluma o delante de un teclado, puede ser lo mejor de un prosista. Un abrazo.