Se están evacuando muchos lugares aunque por suerte las riadas y corrimientos de tierra no se han cobrado muchas vidas humanas. Y a mal tiempo buena cara, los thais aguantan estoicamente la situación y siguen su vida y su día a día como si no ocurriera nada. La filosofía de vida que tienen les impide cabrearse por algo que no tiene vuelta atrás. Y los que más disfrutan son los niños, que han visto aparecer de repente piscinas improvisadas por todas partes.
Mientras tanto, los templos budistas tienen más actividad que nunca y toda la población acude a ellos a depositar ofrendas y pedir a Buda que pare de una vez este desaguisado. A Bangkok no ha llegado todavía el desastre y se suceden ceremonias de carácter oficial rezando a Kang Ka, la diosa de los ríos.





Las imágenes corresponden a la ciudad de Ayutthaya y son cortesía de The Bangkok Post.