miércoles, 26 de noviembre de 2014

WHITE ISLAND, UNA MAS DE LAS 7.107 ISLAS FILIPINAS


Dicen que Filipinas tiene 7.107 islas, y eso le convierte en el segundo país con más islas del planeta, después de Indonesia. Necesitaría más vidas para poder visitar todas, pero hasta el momento no me ha defraudado ninguna de las que voy conociendo. Este es un archipiélago con una gran variedad de contrastes, desde playas paradisíacas de aguas cristalinas y arrecifes de coral hasta cordilleras montañosas y junglas impenetrables, pasando por cantidad de idiomas, rasgos físicos y etnias tribales. Y es todo un placer para la mente y el cuerpo sentirse rodeado del Océano Pacífico y los mares de Filipinas, del Sur de China, Sulu, Célebes o Bohol.

Pero reconozco que todavía me sigue pareciendo curioso eso de las 7.107 islas, un dato que tanto repiten los pinoys e incluso aparece en las letras de algunas de sus canciones populares. ¿Será cierto?, ¿con exactitud?, imagino que sí porque hoy en día con los satélites y demás ha cambiado y mejorado mucho la forma de cartografiar el mundo, hace ya siglos que desaparecieron los antiguos exploradores y con ellos sus preciosos mapas dibujados a mano y en tinta.

El caso es que en cualquier isla que estoy siempre me veo rodeado de otro montón de islas, islitas, islotes o peñascos. Unas pocas habitadas por seres humanos y el resto tan sólo por animales. Y entonces me pregunto a mí mismo si estarán entre esas 7.107 o no. Y entre todas las respuestas que ha obtenido mi curiosidad me quedo con la que me dio un pescador palaweño. Según su teoría, sólo están entre las 7.107 islas aquellas con nombre, las que no hayan sido bautizadas se quedan fuera, así como las que aparecen y desaparecen, sí, lo que oís, esta es otra más de las leyendas tradicionales filipinas, por lo que me han contado tienen alguna isla fantasma, tipo San Borondón en Canarias.


Así que voy a dedicar este post a una de las pequeñitas. Es fácil encontrar información de las islas más conocidas o de los destinos turísticos principales del archipiélago, pero nadie habla de esas islas diminutas que sin ser tan famosas gozan de un encanto especial. Para que no se sientan tristes voy a aportar mi granito de arena y rendir homenaje a una de ellas, White Island, ya que tiene nombre supongo que formará parte de las 7.107.

White island se encuentra en el mar de Bohol, a casi una milla al norte de Camiguin, una isla volcánica repleta de montañas y jungla perteneciente a la región de Mindanao. Y más que una isla se podría decir que es un médano, una barra de arena blanca rodeada de un arrecife de escasa profundidad y cristalinas aguas turquesas. Cambia de forma unas cuantas veces al año, dependiendo de mareas y vientos. Se puede llegar hasta ella a nado, pero mejor contratar los servicios de una bangka que te dejará en la isla y te recogerá cuando desees.

Su escaso tamaño recuerda a esas pequeñas islas que suele dibujar el gran Forges en sus viñetas, pero en White Island no hay ningún náufrago y ni siquiera una palmera, sólo arena blanca y coral. Imprescindible llevar protección solar, gafas de sol y algo que proteja nuestra cabeza, estamos hablando de una isla tropical y aquí el astro rey achicharra de lo lindo. Un poquito de comida, agua, un libro, unas gafas de bucear y ya está, eso es todo, a disfrutar del día y de la vida.


Debido a la escasa profundidad de su arrecife es un lugar ideal para practicar snorkel, pasaremos horas sin darnos cuenta nadando entre corales de todos los colores y viendo estrellas de mar, tortugas, peces payaso, barracudas y hasta algún pequeño e inofensivo tiburón. Y mientras descansamos en la arena podemos disfrutar de unas vistas espectaculares de la isla de Camiguin y sus volcanes.

Por otro lado no será nada fácil tener la islita para nosotros solos. no es que vayan muchos turistas a Camiguin, pero al final todos acaban visitando White Island, sobre todo al acabar el día cuando no hace tanto calor y comienza la puesta de sol cayendo a saco sobre el mar de Bohol. Algunos habitantes de Camiguin también han sabido sacar partido a su pequeño médano y día a día montan un chiringuito donde no faltan cervezas frías, algo de comer y alquilan sombrillas para aguantar el solajero.